Besos de libro #152 Dime que bailarás conmigo (I)

-Ari –murmuré, y su nombre se convirtió en el mejor de los afrodisíacos.

El deseo se apoderó de mí y ya no me importó nada. Dejé que mis dedos trazaran la línea de sus hombros y luego hice lo mismo con mis labios, permitiéndome por fin saborear su piel, suave y cálida. Ascendí hasta alcanzar el lóbulo de su oreja y me llené los pulmones con su asombroso aroma.

-Lucas, esto está mal.

-Muy mal –repuse, aunque no pude detenerme.

-So…somos… amigos –balbuceó, y el tono excitado de su voz aceleró los latidos de mi corazón.

-Íntimos –señalé.

Le desabroche el sujetador y me deshice de mi camiseta. Quería su piel contra la mía. La quería solo para mí. Ansiaba enterrarme en ella y que, no solo gimiera mi nombre, sino que lo gritara. Oírselo decir una y otra vez, con cada embestida, hasta dejarlo grabado en su piel y que no fuera capaz de olvidarlo.

-Dime que esto no es lo que quieres –supliqué, ajeno a todo lo que no fuera la sensación sublime que me provocaba tener su cuerpo aplastado contra el mío-. Dime que no lo has imaginado mil veces.

Porque yo sí lo había hecho. En secreto había fantaseado en multitud de ocasiones sobre como seria besarla, acariciarla, hacerla estremecerse con mis caricias.

Ari hizo ademán de darse la vuelta, pero no se lo permití. Si me miraba, comenzaría a dudar de que aquello fuera lo adecuado, y no quería dudar. Quería hacerla mía en ese mismo instante, sin pensar en lo que sucedería luego. Introduje la mano en sus bragas, ansioso por descubrir si estaba tan excitada como yo, y ella se arqueó ante el contacto. Ese nuevo roce de su trasero se llevó los restos de mi cordura.

-Vas a volverme loco, Ari –gruñí, y hundí los dedos en su cuerpo.

Dime que bailarás conmigo – Victoria Vílchez