Se me escapó una risa atolondrada cuando nos colamos en una habitación vacía, iluminada únicamente por la luz de la luna que entraba por la ventana. Apenas tuve tiempo de darme cuenta de que era la sala donde me habían llevado a conocer a la Reina porque, en cuanto se cerró la puerta, él comenzó a besarme y ya no pude pensar en nada más.
Me habían besado antes, errores estando borracha, torpes e incomodos. Aquello no se le parecía en absoluto. Era algo firme y poderoso, y parecía que mi cuerpo entero acabara de despertarse. Sentía el latido de mi corazón, la presión de la seda sobre mi piel, la fuerza de sus brazos a mi alrededor, una mano enterrada profundamente en mi pelo, y la otra en mi espalda, atrayéndome hacia él. Cuando sus labios se encontraron con los míos, la conexión entre nosotros se abrió y sentí que su poder me inundaba. Sentí cuánto me deseaba, pero, detrás de ese deseo, sentía algo más, algo que parecía ira.
Me aparté, sobresaltada.
-No quieres hacer esto.
-Esto es lo único que quiero hacer –gruñó, y pude oír la amargura y el deseo, entrelazados en su voz.
-Y lo odias –dije, comprendiéndolo de repente.
Él suspiró y se inclinó sobre mí, apartándome el pelo de cuello.
-Tal vez –murmuró, y sus labios rozaron mi oreja, mi garganta, mis clavículas.
Me estremecí e incliné la cabeza hacia atrás, pero tuve que preguntarlo.
-¿Por qué?
-¿Por qué? –repitió, todavía rozando mi piel con sus labios, deslizando los dedos por las cintas que recorrían mi escote-. Alina, ¿sabes lo que me dijo Iván antes de que subiéramos al escenario? (…), debería estar en la sala de guerra, escuchando su informe y planeando el viaje hacia el norte. Pero no lo estoy haciendo, ¿verdad?
Mi mente se había bloqueado, rindiéndose al placer que me atravesaba y la expectación por saber dónde caería el siguiente beso.
-¿Verdad? –repitió, y me mordisqueó el cuello. Jadeé y sacudí la cabeza incapaz de pensar. Me tenía corralada contra la puerta, y sus labios eran firmes sobre los míos-. El problema de querer –dijo, y su boca me recorrió la mandíbula hasta quedarse sobre mis labios-, es que nos hace débiles.
Sombra y hueso – Leigh Bardugo
Son unos libros que no creo que lea, pero bonito beso!! Saludos
ResponderEliminarHola^^
ResponderEliminarNo está nada mal el beso, ¡gracias por compartirlo!
un beso
Uh... qué buena pinta! Yo quiero un beso así ^^
ResponderEliminarBesos ;)
bueno he visto y vivido besos mejores jaja
ResponderEliminarbesitos
Muy chulo <3
ResponderEliminarBueno de verdad, me estás picando mucho jajajaja que lo tengo en la estantería y me mira xD
ResponderEliminarHola guapa!
ResponderEliminarQuizá este año le dé una oportunidad a estos libros. Besotes
Hola! Nos encanta este beso ;)
ResponderEliminarUn besazo!! ^^
¡Hola! Me ha encantado la entrada, soy nueva en blogger, así que me encantaría que te pasases por mi blog literario para ver qué te parece y si te gusta, quédate porfa. http://tintasobrepapelmojado.blogspot.com.es/
ResponderEliminarUn beso y muchísimas gracias.
Hola Neftis genial como siempre tus besos, me ha gustado. Siempre dan ganas de saber como continúa ja ja. Gracias por compartir.
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