—Dime una cosa —murmuró cuando pudo hacerlo—: ¿has estado
casada alguna vez?
—¡No! ¿Cómo se te ocurre?
—Solo alguien con
experiencia en el tema pondría
esa cara. —Hernán
siguió
acercándose—.
¿Te han besado alguna vez?
Sí, pero reconocerlo supondría su absoluta desgracia.
—He recibido muchos besos,
mi señor.
Tendrás
que ser más
explícito
para que pueda responderte mejor.
—Con mucho gusto.
No esperó un ataque tan fulminante, tan
implacable… Tan delicioso.
Hernán sujetó su cabeza con ambas manos para evitar que se moviera.
Ella fue incapaz de reaccionar a tiempo; para cuando pudo hacerlo,
sencillamente, no quiso. Sintió
que todas sus defensas se derrumbaban a sus pies cuando los labios de Hernán se clavaron en la carne de su cuello.
Fue un placer fulminante lo que atacó todo el cuerpo para aposentarse entre sus muslos. Los
cerró,
esperando poder recuperar el control de sí misma. Pero solo consiguió echar la cabeza atrás para emitir un suave jadeo. El fuego prendió en su cuerpo como en la leña seca. Se sintió desfallecer. Morir. Como si realmente
estuviera absorbiendo toda su sangre. Las piernas le fallaron y el corazón estuvo a punto de estallarle en el
pecho. Debía
resistirse. Luchar. Apartarlo de ella para mantener su orgullo a salvo. Elevó las manos e intentó cerrarlas en dos puños, pero se movieron solas hacia los
cabellos rubios de Hernán.
Él se interrumpió de inmediato. La miró aturdido, sin hacer caso de la leve protesta que emitió, y veloz como el rayo le sujetó ambas muñecas para llevárselas a la espalda.
—No —murmuró con voz ronca y profunda—. No me
toques.
Más que una orden parecía un ruego. Munia se adentró en la profundidad gris de sus ojos y
asintió
hipnotizada, esperando un nuevo asalto que no tardó en llegar.
Se vio llena de su sabor
fuerte y profundo. No sintió
miedo, ni repugnancia, ni nada de lo que la había abrumado con Odón. Su lengua se encontró con la de Hernán y la empujó para alejarla, pero él era más experimentado. Notó el tacto rugoso y firme, la humedad
mezclándose
con la suya. Cómo
era devorada poco a poco, con un ímpetu arrollador que la arrastró con él. Lo imitó. Sus labios se acariciaron, se
movieron al mismo compás.
Se enredaron en una larga lucha que terminó con todas sus reticencias.
Estaba besando al hombre
que más
odiaba en el mundo. Se estaba dejando seducir por él, y lo que era aún peor, no deseaba que aquello
terminara por nada del mundo.
Nunca había sido arrancada de sí misma con tanta fuerza. Proporcionándole la más peligrosa de las debilidades porque
procedía
del deseo, de la más
excitante exigencia. Del oscuro poder de la carne.
El mundo dejó de existir para ella cuando Hernán mordisqueó sus labios para a continuación lamérselos. Sus manos eran tan
grandes que pudo abarcar no solo sus muñecas, sino también sus nalgas. Ella las sintió en toda su plenitud masajeando,
amoldando. Con un quedo gruñido
que lo dijo todo, Hernán
empujó sus
caderas hacia ella para frotarse contra su vientre sin ningún pudor.
Munia se asustó al notar la longitud de aquella dureza
que la quemaba a través de la camisa. Entró en pánico
cuando comprobó
que su cuerpo reaccionaba como si supiera lo que hacer.
Se removió inquieta. Emitió un gemido de protesta.
Y Hernán decidió atenderlo.
Nunca le había costado tanto trabajo separarse de
una mujer como de ella. Lo hizo porque no estaba seguro de poder detenerse más adelante. La hubiera poseído allí mismo, de pie, junto al fuego encendido. Estaba tan
excitado que le costaría
un mal rato de dolor, pero era tal la satisfacción por la respuesta obtenida que no le importó padecerlo.
—A esto me refería —suspiró, uniendo su frente con la de ella y sujetándole la cara entre las manos—. Si te
han besado antes así,
ahora mismo te liberaré de tu compromiso conmigo. Pero si no… mañana nos casaremos.
Nunca la habían besado así y nunca lo harían. Ella lo supo con una certeza
aterradora. Se dedicó a
recuperar el aliento y dejó
que él viera la duda en sus ojos negros.
Tiempo de lobos – Elena Garquin
Hola guapa!!
ResponderEliminarHacía tiempo que no nos pasábamos pro aquí pero los exámenes nos tenían ocupadas jejee
No he leído este libro pero como siempre los fragmentos que pones dan ganas de ponerse con el libro :D
besos!!
Hola guapa!
ResponderEliminarNo he leído el libro, pero me encanta el beso que has elegido, esta genial.
Feliz fin de semana!
−Fantasy Violet−
Besotes! ♥
Ay, lo tengo en el kindle y que ganas de leerlo. Me gustó mucho el anterior, así que a ver si puedo ponerme pronto con este, que me has dejado con ganas de más.
ResponderEliminarBesos
¡Hola!
ResponderEliminarPues no he leído el libro pero este trozo es bastante genial jajaja un besote <3
hola,
ResponderEliminarme gustó mucho este libro aunque Munia me sacó bastante de quicio. Hernan es un amorzote, me encantó
Besotes ♥♥