- Muy bien, milady, es
usted una negociadora formidable. Acepto sus términos. -Se acercó a ella y
continuó hablando en un tono bajo y seductor-: Entonces, ¿sellamos nuestro
acuerdo con un beso?
Callie contuvo el aliento y
se puso rígida ante la pregunta. Ralston sonrió al notar sus nervios. Le pasó
un dedo por el nacimiento del pelo y le colocó un mechón detrás de la oreja.
Ella lo observó con aquellos ojos castaños abiertos como platos y él sintió una
punzada de ternura en el pecho. Se inclinó hacia ella poco a poco, como si la
joven pudiera asustarse en cualquier momento, y le rozó los labios con los
suyos, tocándoselos brevemente antes de que ella retrocediera y se llevara la
mano a la boca.
Gabriel le dirigió una
mirada sincera y esperó a que hablara.
- ¿Pasa algo? -preguntó él
finalmente, al ver que ella no decía nada.
- ¡N-no! -dijo Callie
demasiado rápido-. Nada, milord. Er… esto… gracias.
Él contuvo la risa.
- Me temo que se equivoca.
-Ralston hizo una pausa y observó la confusión en el rostro de la joven-. Debe
saber que cuando accedo a hacer algo, lo hago bien. Ese no es el beso que está
buscando, ratoncita.
Callie frunció la nariz al
oír el apodo que le había puesto.
- ¿Ah, no?
- No.
El nerviosismo que la
embargó se hizo patente cuando volvió a jugar con la borla de la capa.
- Ah, bueno. Este no ha
estado mal. Estoy bastante satisfecha con la manera en que hemos sellado
nuestro trato.
- Muy amable, pero no es a
eso a lo que debe aspirar -dijo él, cogiéndole aquellas manos inquietas entre
las suyas, con una voz más profunda-. Ni debería irse hasta que el beso la deje
satisfecha por completo.
Ella dio un tirón a sus
manos, pero se rindió al ver que él no la soltaba y, en cambio, la acercaba más
y le obligaba a ponerle las manos en los hombros. En ese momento, él le
acarició el cuello, haciéndole contener el aliento.
- ¿Cómo debería dejarme?
-preguntó con voz aguda.
Entonces él la besó. La
besó de verdad.
La apretó contra su cuerpo,
presionando sus labios sobre los de ella, poseyéndolos, mostrándole algo que
Callie jamás había imaginado. Sus labios, firmes y cálidos, juguetearon con los
de ella, tentándola hasta hacerla jadear. Él captó el sonido con su boca y
aprovechó que había separado los labios para acariciárselos con la lengua,
saboreándolos hasta que ella no pudo soportar la tensión. Intentó leerle los
pensamientos y, justo cuando pareció que Callie no podría sostenerse sobre las
piernas, la abrazó con más fuerza y profundizó el beso, cambiando la presión.
Ahondando todavía más y acariciándola con firmeza.
Y ella se perdió.
Callie notó que se
consumía, que necesitaba corresponder a aquellos movimientos. Sus manos
parecieron cobrar vida propia y le acariciaron los anchos hombros antes de
rodearle el cuello. Comenzó a buscar la lengua de aquel hombre con la suya y
fue recompensada con un profundo gemido de satisfacción antes de que él la
apretara con más fuerza, consiguiendo que la atravesara otra oleada de calor.
Ralston se apartó levemente y ella lo imitó, pero él detuvo su retroceso
cerrando escandalosamente los labios en torno a su lengua y succionándola con
suavidad… La sensación hizo que a Callie se le desbocara el corazón y, al mismo
tiempo, estallara en llamas.
Él tenía razón. Eso era lo
que había ido a buscar.
Entonces Ralston
interrumpió el beso y le recorrió la mejilla con los labios de camino a la
oreja, donde capturó el suave lóbulo entre los dientes y lo mordisqueó con
ternura, provocando que unos estremecimientos de placer la atravesaran desde
los pies a la cabeza mientras él lamía la sensible piel. Callie oyó un gemido
en la lejanía y se dio cuenta demasiado tarde de que era suyo.
Notó que él curvaba los
labios junto a su oreja antes de hablar.
- El beso no terminará
hasta que esté satisfecha. -La respiración entrecortada convirtió aquellas
palabras en una caricia.
Él volvió a buscar sus
labios, reclamando de nuevo su boca y despojándola de cualquier pensamiento con
aquella intoxicante y generosa caricia. Lo único que ella quería era estar más
cerca de él, que la abrazara con más firmeza. Y, como si él le hubiera leído
los pensamientos, la estrechó entre sus brazos y la besó más profundamente. El
calor la consumió; aquellos labios suaves y provocadores parecían saber cómo
satisfacer todos sus deseos secretos.
Cuando él apartó la boca de
la de ella, Callie se encontraba sin fuerzas. Las siguientes palabras
atravesaron la neblina sensual que la envolvía.
- Debería dejarla
anhelando…
Hola! Como te dije, el próximo año me pondré con estos libros que les tengo muchas ganas. Muchas gracias por compartir el fragmento!!
ResponderEliminarBesos!
Hola! Me encanta esta sección, super original :)
ResponderEliminarMe gustó mucho este libro, es mi preferido de los res de la serie.
ResponderEliminarHola!!!
ResponderEliminarA pesar de que he disfrutado mucho este fragmento creo que no terminaría disfrutando del libro por completo aunque no se, quizás en un futuro cambie de opinión. Saludos.
A ver cuándo leo el libro, que está pendiente :P
ResponderEliminarUn besito ^^
¡¡Hola!!
ResponderEliminarOh! te cuento que me encanta esta trilogia de sarah maclean♥
Me lei todos los libros en un abrir y cerrar de ojos y quede totalmente satisfecha! especialmente con el primero :) callie y ralston son mis favoritos.
Que leyendo la escena del beso ya me lo quiero volver a releer :D
Saluditos!
¡Hola! siempre haces que quiera leer el libro del que hablas xD
ResponderEliminarUn beso.
Que buena pinta. Gracias
ResponderEliminar♥.♥ me encanta este libro, Callie es una prota única y las historias de esta autora tienen un toque divertido y diferente ^^
ResponderEliminarBesinos.
Hola Neftis pues un beso muy largo parece que a Ralston le gusta tomarse su tiempo y sabe besar ja ja ja gracias por compartir.
ResponderEliminarAMÉN. Me encanta este libro, y ahora que lo pienso no lo tengo ni en físico ni en mi wishlist (mayormente porque comencé a hacerla años después de haberlo leído y no había caído), pero vamos ahora mismo se va de cabeza.
ResponderEliminarSin duda ese beso fue de los que te hace suspirar.
Un besazo!