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viernes, 21 de septiembre de 2018

Besos de libro #210 Hasta que te rindas


—No lo haré si no quieres —murmuro en voz baja, de manera que Vanessa no pueda oírme—, pero me muero por besarte.
Las palabras abandonan mis labios sin que sea del todo consciente de lo que le estoy pidiendo. Durante un breve instante, Lizzy no contesta. Nuestras miradas se enredan a la par que nuestros alientos, y sus ojos van descendiendo poco a poco por mi rostro hasta alcanzar mi boca.
—Quiero besarte —repito, y no creo haber dicho nada en toda mi vida con tanta sinceridad a pesar de lo ridículo que me siento.
Me percato del momento justo en el que toma una decisión porque sus dedos se entrelazan con los míos y se pone de puntillas. Finalmente, es ella la que me besa. Sus labios tantean los míos con suavidad y cautela, probándome, de una forma en nada comparable a aquella primera vez en el despacho de Loren. No titubea, no hay dudas cuando su boca se entreabre para darle paso a mi lengua, y el pequeño gemido que escapa de su garganta me hace olvidar por completo donde estamos.
Paso un brazo en torno a su cintura y la estrecho con más fuerza mientras ladeo la cabeza para profundizar en el beso, perdido en su sabor y en la presión que ejerce su cuerpo contra el mío, perdido en ella, y, de repente, vuelven a mí los recuerdos de la calidez de su piel, el sonido de sus gemidos resuena en mis oídos y tengo que luchar conmigo mismo para no abandonarme esa placentera sensación. Durante los segundos siguientes, mientras nos besamos, no necesito recorrer sus curvas con mis manos ni siento anhelo de su cuerpo más allá de la dulce caricia que supone este beso. Nada más allá de este momento.
Comprenderlo me desconcierta hasta tal punto que me separo de ella. No soy el único que parece confundido.
—Tengo que irme —farfullo de forma atropellada.
Apenas si me detengo a escuchar su respuesta. Me encamino con decisión hacia la puerta que da acceso a la sala donde nos cambiamos los empleados, maldiciendo para mis adentros sin tener ni idea de por qué.
«Lizzy solo es una chica y eso no ha sido más que un beso, uno de tantos», me digo, todavía aturdido.
Sin embargo, es en ese simple beso en lo único que pienso mientras me desnudo rato después frente a un buen número de mujeres y, en esta ocasión, me olvido incluso de lo poco que me gusta mi trabajo.
Puede que mi cuerpo esté sobre el escenario, pero mi mente se encuentra unos pocos pasos más allá, entre el público… con Lizzy Lodge.

Hasta que te rindasVictoria Vílchez 


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6 comentarios:

  1. Estas escenas son las que me hacen leer sin parar en busca de más momentos así.

    Besos =)

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  2. HOla preciosa!
    Me encanta el beso, no he leído todavía a esta autora y le tengo bastante ganas a sus libros.

    −Fantasy Violet−
    Besotes! ♥ 

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  3. hola,
    no he leido este libro pero la escena es muy bonita, me lo apunto

    Besotesssssssss

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  4. Holaa, qué buena escena, de veras que escoges escenas muy geniales, y bueno, a Victoria la tengo bien apuntada, a ver con cual de todos me animo :D
    ¡Beesitos! :3

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  5. Me encanta esta sección y, tienes la virtud, de poner fragmentos de libros que no he leído
    besos

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