—¡Tejemanejes! ¡Me habla de tejemanejes el rey de los farsantes! ¡El hombre que dejó que toda Gran Bretaña lo adorara como a un héroe cuando no es más que un ladrón de tumbas! ¡No sé cómo se atreve a echarme nada en cara alguien que…!
Antes de que pudiera seguir hablando Lionel decidió acallarla. Le dio otro tirón para atraerla más hacia sí y se arrojó contra su boca con tanta rabia que ella ni siquiera fue capaz de gritar. Su voz quedó ahogada por los labios de Lionel, que la hizo retroceder hasta que la señorita Stirling cayó con una estruendosa disonancia sobre las teclas del piano que lady Lillian había estado tocando. Completamente paralizada por la sorpresa, no pudo reaccionar hasta pasados unos instantes, cuando se revolvió furiosa entre sus brazos para quitárselo de encima. Pero Lionel no pensaba dejar que volviera a salirse con la suya. Siguió besándola mientras se apretaba más contra ella para tratar de inmovilizarla contra el instrumento. Cuando por fin se apartó unos centímetros se dio cuenta, con increíble satisfacción, de que estaba roja como la grana.
—Creo que han sido los mejores diez segundos de mi vida —comentó él, sonriendo ante su turbación—. Aunque más por haberla dejado reducida al silencio que por lo otro.
Aún seguía teniéndola aprisionada entre sus brazos, con las manos apoyadas sobre las teclas del piano y su nariz tan cerca de la de la señorita Stirling que casi podía aspirar su aliento. Ella apretó los dientes antes de sacudirle una bofetada con todas sus fuerzas.
—Me lo veía venir —repuso Lionel. Se llevó una mano a la cara, aunque siguió sin apartarse—. No sabe cuántas veces me han hecho esto. Tendrá que ser más original para…
Antes de que le diera tiempo a acabar, el cañón de una pistola se apretó contra su garganta acallando sus bravatas. La señorita Stirling había sacado a Carmilla de su fajín.
—Vaya… —logró decir Lionel sin poder agachar la cabeza; el arma se le clavaba tan fuertemente en la nuez que le hacía daño—. Reconozco que… esto sí es totalmente nuevo.
—Es el único idioma que entiende un miserable como usted —le espetó la señorita Stirling. Había estrechado tanto los ojos que parecían dos rendijas negras, y su pecho subía y bajaba ansioso; Lionel podía sentirlo contra su chaleco—. Parece que no ha aprendido nada en los últimos dos años, señor Lennox. Empiezo a pensar que realmente quiere que le meta un tiro entre las cejas para acabar con nuestros problemas.
—Creo que preferiría que fuera en el otro hombro. Siento debilidad por la simetría.
—¿Por qué no se lo cuenta a mi Carmilla? Ella también está deseando que le dé un besito en la boca.
—¡Qué se le va a hacer! Soy un hombre muy ocupado, pero nunca me han echado en cara que dejara a una dama desatendida. —Lionel tragó saliva cuando la joven apretó aún más el arma contra su garganta—. Ahora sea buena chica y baje eso de una vez. En cualquier momento entrará algún cliente en el café y no tengo la menor idea de cómo podríamos explicar algo así. Y este tampoco es el uso que se le debería dar a un piano.
La señorita Stirling le dio un empujón para que se apartara de ella. Lionel no tuvo más remedio que hacerlo, aunque aún seguía sintiendo en los labios el sabor del triunfo mezclado con el del beso que le acababa de robar, caliente y perverso a la vez.
—Sabe que no conseguirá nada con esta clase de artimañas —le advirtió ella, que parecía haber leído en su rostro como en un libro abierto—. Tampoco lo harán sus amigos pese a lo mucho que les haya molestado que les ocultara tanta información. Tenía que hacerlo si quería que este plan saliera adelante. —Se guardó la pistola dentro del fajín—. Y a estas alturas me conoce lo bastante para adivinar que no me detendré ante nadie.
—Haga lo que se le antoje; nosotros también haremos lo mismo a partir de ahora —contestó él, encogiéndose de hombres—. Tal vez estemos juntos en esta investigación, pero eso no quiere decir que tengamos que apoyarla en cada una de las decisiones que toma.
—Francamente, señor Lennox, me trae sin cuidado lo que hagan mientras nuestra experiencia en Luisiana acabe sirviendo de algo. Es lo único que me interesa de ustedes.
Se dio la vuelta para dirigirse hacia la puerta acristalada con la barbilla alzada, pero Lionel no pensaba dejar que se marchara así como así. Aún tenía que dejarle algo claro.
—Puede hacer lo que desee con nosotros —le dijo con la mayor tranquilidad—. Puede manipularnos, puede engañarnos, puede tratar de comprarnos, puede hacer eso y más…
La señorita Stirling se volvió de nuevo hacia él con el ceño fruncido. Lionel se tomó su tiempo para acercarse a ella, sin dejar de mirarla a los ojos, hasta que agarró las sartas de perlas negras que caían sobre su pecho. La joven dejó escapar un pequeño grito cuando les dio un tirón para atraerla más hacia sí, tanto que sus bocas casi volvieron a juntarse.
—Pero la he besado, Stirling —concluyó Lionel en susurros—. Y ese es un tesoro que nadie podrá arrebatarme. Ni siquiera usted.
Contra la fuerza del viento - Victoria Álvarez
Vaya beso más largo, te deja sin respiración :) Saludos.
ResponderEliminarMe encanta esta sección <3
ResponderEliminarUn beso, nos leemos!
Pues no conocía el libro, voy a ver deque va ^^
ResponderEliminarGracias por estos fragmentos. Un beso.
ResponderEliminarEste libro me gustó mucho❤
ResponderEliminarNo he leído el libro, pero el fragmento que has seleccionado me ha gustado :)
ResponderEliminarBesos!
El beso es muy bonito, pero el libro no me llama naada
ResponderEliminarun beesote
Que fragmentos tan chulos!!
ResponderEliminarya te sigo, soy nuevo en los blogs literarios, ojalá pronto puedas pasarte. un beso!
Hola guapa. Que bonito el fragmento, no conocía el libro pero me picó la curiosidad. Besos
ResponderEliminarPocas veces en mi vida he leído una historia tan bien escrita como esta. La autora ha conseguido despertar en mi emociones que nunca había sentido hasta el momento. La verdad detrás de esta obra me impactó como ningún otro libro había hecho.
❤ Blog Capricho Literario
Bueenas! Creía que era ya seguidora tuya, ya que siempre estoy leyéndote xD
ResponderEliminarYa está solucionado ^^
Un beso, nos leemos!
¡Hola! :3
ResponderEliminarTengo muchas ganas de leer este libro.
¡Un beso! <3
Y yo todavía sin leer el primer libro, tócate las narices, María Manuela.
ResponderEliminarNada, que no sé por qué no termino de animarme. A ver si de esta primavera no pasa.
¡Mua!
Hola Neftis vaya beso, saltan chispas entre estos dos, tengo que leer el libro para ver que más esconde, gracias por este beso robado.
ResponderEliminarUmmm, los besos tan largos no me convencen hahaha. Soy muy rarita, para un beso xD
ResponderEliminarUn beso^^
awwww que besaso!!! jajaja me deja con ganas de leer mas :)
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