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viernes, 24 de noviembre de 2017

Besos de libro #172 23 otoños antes de ti (III)



Su erección presionando bajo su cuerpo contra la tela de los vaqueros. Se frotó sobre él y Luke respiró hondo contra su boca, antes de volver a deslizar las manos por su espalda con una lentitud que la hizo enloquecer. Para cuando sus dedos levantaron el   dobladillo de su falda y le acariciaron la piel de los muslos, Harriet estaba a un paso de rogarle que acabase con esa tortura de una vez por todas.
—Harriet —rozó sus labios—, creo que deberíamos parar ahora.
—No quiero parar.
—Me lo estás poniendo muy difícil.
—No dejes de tocarme —jadeó.
—Joder. Sabes que mi autocontrol tiene un límite muy frágil, ¿verdad?
Luke deslizó la mano que mantenía entre sus muslos, ascendiendo hasta arriba, incapaz de contenerse. Tenía la piel sedosa, caliente, tan apetecible…
—Más.
—¿Quieres más? —Mordisqueó su barbilla con suavidad—. ¿Así…? —Le acarició por encima de la ropa interior. Estaba mojada, deliciosa, entre sus brazos. Era una tortura.
Tanteó con los dedos antes de tocarla sin reparos.
—Dios mío, Luke…
Y oírla decir su nombre de aquel modo…
—Siénteme. Cierra los ojos.
Harriet gimió, sujetándose con fuerza a sus hombros. Él le lamió el lóbulo de la oreja antes de susurrar:
—¿Sigues queriendo más?
—Sí, mucho más.
Le acarició con el pulgar, trazando lentos movimientos circulares hasta notar cómo a ella empezaban a temblarle las piernas mientras se arqueaba y recostaba la espalda contra el volante del coche.
—Luke, quiero tocarte —pidió con voz ahogada, aturdida por el placer que le sacudía. Estaba ardiendo—. Deja que lo haga…
Se apresuró a buscar la hebilla de su cinturón y después tanteó en la oscuridad hasta empezar a desabrochar los botones de los vaqueros. La respiración de Luke se tornó más pesada y sonora; dejó de acariciarla, deslizó la mano por su trasero e intentó tranquilizarse…
Intentó, que no consiguió.
El corazón le latía atropelladamente.
—Harriet, no deberíamos. Esto no está bien. No para ti, al menos.
—Deja que sea yo quien decida si está bien o no. —Ella le dio un beso seductor, dulce, y lo cogió de la mano—. Guíame. Dime qué te gusta. Dime qué tengo que hacer.
—Me estás matando…
—Solo quiero que puedas sentir lo mismo que tú me haces a mí. Y me haces sentir  muchas cosas, Luke. Necesito esto ahora. Necesito saber cómo sería tenerte. Quedarme el recuerdo.
Él tembló. No la besó, no, le mordió la boca, hundió la lengua en aquellos labios que acababan de aniquilar todo su control con apenas un par de palabras. Luke jamás se había sentido tan excitado, tan fuera de sí. Quería poseerla de todas las formas posibles. Quería ver la satisfacción en sus ojos cálidos cuando se corriese. Quería que el instante durase para siempre.
Cogió su mano, suave y pequeña, y acarició con ella su propia erección por encima de la ropa interior que todavía estorbaba entre ambos. Harriet se frotó contra él, anhelando sentirlo en su interior…
—¿Notas lo duro que estoy? —Ella asintió—. Te juro que jamás había deseado a nadie como te deseo a ti. Harriet, eres preciosa. Eres perfecta.
Harriet liberó su miembro palpitante y lo rodeó con los dedos. Él dirigió los movimientos con su propia mano, guiándola, sin dejar de besarla, antes de que ella se adueñase de la situación y marcase el ritmo, que era cada vez más rápido, más intenso, y Luke tuvo que frenarla porque esas manos… Joder, esas manos terminarían en nada con todo su autocontrol. La levantó de su regazo con suavidad y ambos terminaron tumbados sobre el asiento trasero, Luke sobre ella. Sin abandonar sus labios, le levantó el vestido hasta la cintura.
—No puedo parar de besarte, Harriet.
—Bien, porque no soportaría que lo hicieses.
Luke sonrió contra su boca y enterró de nuevo la lengua en aquella cavidad dulce y húmeda que lo hacía delirar. Era tan adorable, tan diferente… No estaba seguro de si tenía que ver con el hecho de que le parecía increíblemente sexy cuando más pretendía no serlo, o si se trataba de esa complicidad, esa calma que sentía cuando ella estaba a su lado, como si hubiese llegado a una especie de destino después de un largo trayecto. Conseguía apaciguar sus miedos. Y, cuando Luke vaciaba la cabeza de pensamientos enredados, era finalmente él mismo, la persona que deseaba ser.
Harriet le importaba.
Le importaba de verdad.


23 otoños antes de tiAlice Kellen 

10 comentarios:

  1. Bonito fragmento, le tengo ganas al libro pero en las últimas semanas no me está apeteciendo mucho el género...

    Besos =)

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  2. Hola! Me encantó este libro, muy buen fragmento!!!
    Besos!

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  3. Hola!
    Uf, telita con la escena! Me encanta esta pareja, ella es absolutamente adorable y él, taaan majo
    Qué ganas de cerrar la trilogía, tenerlos todos juntitos y releerlos!
    Un beso
    S

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  4. Vaya pedazo de escena! Que ganas tengo de leer este libro.
    Un beso

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  5. Hola!
    Ay! Este libro me encantó y el fragmento que has escogido... Uff... jajajaja
    Nos leemos!

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  6. Holaa, vaya la intensidad de esta escena ja, ja, hasta me he sonrojado, ja, ja, ja, ja vale no, pero ha estado muy bien, ojalá que pronto pueda ponerme con esta parejita :D
    ¡Beesos! :3

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  7. ¡Hola!
    Me leí ese libro y me encantó... tanto sus personajes como la historia en general jaja, en cambio el nuevo libro de la autora me ha decepcionado mucho...
    Un abrazo.

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  8. ¡Holaaa! Este libro me encantó cuando lo leí y esta es de mis escenas favoritas de la historia *-*
    Muy buena entrada!!
    Un beso y nos leemos ❤

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  9. Hola preciosa!
    Genial el beso! Todavía tengo el libro pendiente de leer.

    −Fantasy Violet−
    Besotes! ♥

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  10. Hola!

    Hace poco que lo leí y me encantó tanto la historia como los personajes.

    Nos leemos!

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