Ahora se ríe ella.
—¿Eso crees? Deja que te enseñe
a decir la verdad, Jack.
Nunca permitiré nada tan
peligroso. Tengo que echarla de aquí. Aflojo los dedos que tengo en su cintura
y obligo a mis pies a dar un paso hacia atrás. Ella levanta las manos de mi
torso.
Se va.
Aprieto los dientes para
contener las ganas de gritar como un animal herido.
Siena enreda los dedos en
el pelo de mi nuca.
«Dios, no».
Tira de mí al mismo tiempo
que se pone de puntillas y me besa.
No sé si iba a darme un
beso de despedida, en cuanto sus labios han rozado los míos he perdido la
batalla. Mi cuerpo ha prendido fuego, es repentino e incontrolable. Innegable.
La sujeto por la cintura y tiro de ella hacia el interior del apartamento.
Cierro la puerta con el pie y apoyo a Siena en ella.
Me besa, gime, suspira
dentro de mi boca y sé que, si pudiera retenerla aquí, dentro de mí, quizá tendría
una oportunidad de sobrevivir. No puedo, tengo que alejarla de mí, pero la
necesito aunque solo sea una vez. Voy a morir de verdad si no la siento junto a
mí, es lo más cerca que estaré nunca de estar vivo.
Baja las manos, no me
aparta, yo la beso con más fuerza. Nunca he sido tan agresivo con nadie porque
nunca he sentido esta necesidad por nadie. El deseo que despierta en mí Siena
es incluso violento, intenta dominarme y obligarme a sentir.
Tengo que desnudarla, tengo
que meterme dentro de ella y apagar este fuego.
Le desabrocho los botones
del vestido sin dejar de besarla y sin apartarme de delante de ella. Mi cuerpo
está pegado al suyo, la tela me roza el torso y está tan fría que me produce
escalofríos. Cuando la aparto, cuando por fin mis nudillos rozan la piel de
Siena, me tiemblan las rodillas.
Capturo su labio inferior
entre los dientes y el suspiro de ella me acaricia la lengua. Le quito el vestido,
la prenda cae al suelo y se arremolina a sus pies. Si pudiera dejar de besarla,
la miraría, pero no puedo. «La próxima vez». No, no habrá una próxima vez. Tendrá
que bastarme con esta, ella no querrá verme después.
Mi mano derecha se mete por
debajo de la camisola que aún cubre a Siena, la arrugo entre mis dedos y le
acaricio el muslo. Aparto los labios de los suyos. Es casi doloroso y la
presión que siento en el pecho solo se aligera cuando los deposito en su
cuello. La beso allí, hundo mi rostro en ese hombro perfecto, suave y fuerte.
Ella me acaricia el pelo.
No, no puedo permitirlo.
Es sexo, solo sexo.
Los dos lo necesitamos para
poder seguir adelante y olvidarnos el uno del otro.
—Jack —susurra mi nombre y
mi piel reacciona como un perro adiestrado y se eriza de principio a fin.
¡Hola!
ResponderEliminarNo he leído nada de la autora, pero me apetece mucho este.
un beso^^
Hola! Con sus más y sus menos me encantó esta historia, y es que la autora nunca me defrauda, jejeje. Me gusta mucho este besos de libro :)
ResponderEliminarBesos!
Buen párrafo! Uffs!
ResponderEliminarHola guapa!
ResponderEliminarAcabo de empezarlo y me esta gustando mucho, por lo que no he leído el beso. Besotes
Hola!!!
ResponderEliminarEs bastante irónico lo que me ha pasado, estaba a punto de pasar totalmente del libro cuando me he dado cuenta de que es uno de los que tengo muchísimas ganas de leer, ahora me ha entrado la duda de si darle una oportunidad, aunque estoy segura de que terminare leyéndolo. Saludos.
¡Hola!
ResponderEliminarGuauuuuu que besooo jajajaja. Creo que me apunto esta historia, Jack me ha dejado un poco intrigada...Otro que se sumaaa!! jajaja.
Un saludooooo
Muy bonita la cita. Ya he visto que estás programando más besos para mayo ;) Aquí estaré para recibirlos!
ResponderEliminarMuy bonito :3 gracias por compartirlo.
ResponderEliminarHola!! he leido el libro y, aunque no me hizo mucha gracia, la verdad es que la escena está muy bien. Besos!!
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