—Es cierto. —Era Jace. Clary le vio por el rabillo del ojo mientras iba hacia ella y le ponía una mano sobre el hombro para hacerla volverse de cara a él—. No es más que un beso —repitió el muchacho, y aunque el tono era áspero, las manos eran inexplicablemente delicadas.
Clary dejó que la moviera y alzó la mirada hacia él. Los ojos de Jace estaban muy oscuros, tal vez porque había poca luz en la corte, tal vez por otro motivo. Clary vio su reflejo en ambas pupilas dilatadas, una imagen diminuta de sí misma dentro de los ojos de Jace.
—Puedes cerrar los ojos y pensar en Inglaterra, si quieres —sugirió él.
—Nunca he estado en Inglaterra —repuso ella, pero bajó los párpados.
Sintió la húmeda pesadez de sus propias ropas, frías y picantes contra la piel; el empalagoso aire dulce de la cueva, más frío aún, y el peso de las manos de Jace sobre los hombros, lo único que resultaba cálido. Y entonces él la besó.
Clary notó la caricia de sus labios, leve al principio, y luego los suyos se abrieron automáticamente bajo la presión. Casi contra su voluntad sintió que se tornaba dúctil y se estiraba hacia arriba para rodearle el cuello con los brazos tal y como un girasol busca la luz. Los brazos de Jace se deslizaron a su alrededor, las manos se anudaron en sus cabellos, y el beso dejó de ser delicado y se convirtió en fiero, todo en un momento como la chispa al convertirme en llama. Clary oyó un sonido parecido a un suspiro extendiéndose raudo por la corte como una ola en torno a ella. Pero no significó nada, se perdió en el violento discurrir de la sangre por sus venas, en la mareante sensación de ingravidez del cuerpo.
Las manos de Jace se apartaron de sus cabellos y le resbalaron por la espalda; sintió la fuerte presión de las palmas del muchacho contra los omóplatos... y a continuación él se apartó, soltándose con suavidad, retiró las manos de la joven de su cuello y retrocedió. Por un momento, Clary pensó que iba a caer; sintió como si le hubiesen arrancado algo esencial, un brazo o una pierna, y se quedó mirando a Jace con confuso asombro; ¿qué sentía él?, ¿no sentía nada? No creía que pudiera soportar que él no sintiera nada.
Cazadores de sombras: Ciudad de ceniza - Cassandra Clare
¡Aaaayyy! Me encanta esta parte del libro, lo pasé mal leyendolo porque jolin, son hermanos... y que les haga eso... ¬¬ pero, a la vez quería que estuvieran juntos... un lío, lo sé jajajajaja
ResponderEliminar¡Me encantan estos libros!
¡¡Besos!!
Este beso me encanta, es tan tierno <3
ResponderEliminar¡Un beso!
¡¡¡Ese beso "casi forzado" es genial!! Tengo que retomar esta saga que tengo el 5º libro a medias!
ResponderEliminarBicos ;)
ohhhhh que fuerte xD
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