Subo un poco la mano, hasta rozarle la mandíbula. Paso un dedo por el cable de los auriculares y se los quito. Bajo de nuevo los dedos hacia su mandíbula y, poco a poco, le paso la mano por detrás de la nuca. Mi mano se adapta tan perfectamente a la forma de su nuca que es como si estuviera hecha para sujetarla así. Muy despacio, la atraigo hacia mí y ella vuelve ligeramente el cuerpo en mi dirección. Mi pecho y el suyo se encuentran y experimento una fuerza tan poderosa que todo mi cuerpo pide a gritos que lo funda con el suyo hasta el último rincón.
Ella me acerca las manos al cuello y, muy despacio, me apoya las palmas en la piel para después subir los dedos y hundírmelos en el pelo. Tenerla tan cerca hace que me sienta como si hubiéramos creado nuestro propio espacio privado, como si el mundo exterior no pudiera entrar aquí ni nuestro mundo interior pudiera salir.
Noto su aliento en los labios y, aunque no puedo oír su respiración, me imagino que debe de sonar igual que cuando percibo el latido de un corazón. Apoyo la frente en la suya y algo, una especie de murmullo, me surge de lo más hondo del pecho y me sube hasta la garganta. El sonido que siento brotar de mis labios hace que Sydney abra la boca, como si quisiera contener una exclamación, y la forma en que separa ligeramente los labios me impulsa a cubrirlos con los míos de inmediato en busca del alivio que anhelo con tanta desesperación.
Y alivio es exactamente lo que obtengo cuando nuestros labios se unen. Es como si de repente liberara todos los sentimientos reprimidos y negados que ella me inspira y consiguiese respirar por primera vez desde que la conozco.
Ella sigue acariciándome el pelo con los dedos y yo le sujeto la nuca con más fuerza, la atraigo hacia mí. Deja que mi lengua se deslice en su interior y busque la suya. Su cuerpo es cálido y suave, y las vibraciones de sus gemidos empiezan a abandonar su boca para perderse directamente en la mía.
Cierro muy despacio los labios sobre los suyos, pero enseguida vuelvo a abrirlos y repetimos el beso, aunque esta vez con menos titubeos y más desesperación. Sus manos me recorren la espalda y yo dejo resbalar una de las mías hasta apoyársela en la cintura, mientras exploro el interior de su boca y nuestras lenguas inician una increíble danza al ritmo de una canción que sólo nuestras bocas oyen. La desesperación y la velocidad con que nos dejamos llevar por este beso deja claro que ambos intentamos obtener lo máximo del otro antes de que termine este momento.
Tal vez mañana – Colleen Hoover
Me apetece mucho leer este libro. Besos
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarTengo muchas ganas de leer esta novela ^^
Un besazo
Qué gaaaaaanitas le tengo a la autora leeches
ResponderEliminary que besuconcilla que eres, mi almeriense-granaina :)
un beesito
Hola! Nos gustó mucho esta novela, muy emotiva, como este beso ;)
ResponderEliminarUn besazo!! ^^
Holaaaa!
ResponderEliminarTengo pendiente el libro, así que espero que me guste jejeje
Gracias por compartir la escena.
Un besito, nos leemos^^
Sin duda un beso que merece estar en tu categoría Besos de Libro.
ResponderEliminarQue bonico que era Ridge. El libro no fue de mi agrado mucho, pero reconozco que tiene momentos muy bonitos
Un beso!
¡Hola! ^-^
ResponderEliminarPues no he leído nada de Colleen Hoover y tampoco planeo hacerlo pronto, la verdad. Pero he de admitir que narra de una forma muy bonita la escena que has compartido.
Besos.
hola no me suena de nada este libro pero como siempre gracias por estos extractos tan románticos chao
ResponderEliminarHola Neftis! tengo muchas ganas de leer a esta autora y mas con escenas así jejeje
ResponderEliminarun beso