Muy buenas a todo el mundo. Hoy vuelve
al blog una sección que se ha tomado un par de meses de vacaciones, que no es
otra que Entrevistando a… Y para la ocasión contamos con Anabel Botella, autora
de numerosos libros de los cuales he leído algunos. Os dejo con la entrevista.
—¿Quién
es Anabel Botella?
Soy escritora, soy actriz, soy
hija, soy hermana, soy madre, soy pareja, soy amiga. Me sigo considerando una
Alicia perdida en un mundo de adultos que no termino de entender. Me encanta el
color rojo porque me da la vida. Me gusta el té y odio el café, aunque
reconozco que me gusta su aroma; lo relaciono con el olor de hogar. Adoro a mi
familia, padres y hermanos y, sobre todo, a mi pareja y a mi hijo.
—¿Escribes
y/o trabajas?
Para empezar, escribir es un trabajo,
uno muy duro y que exige mucha dedicación. Puedo llegar a dedicarle hasta ocho
o diez horas diarias.
De todas formas, aún no puedo
dedicarme a vivir de ello, por lo que tengo otras ocupaciones que me
proporcionan mayores ingresos, principalmente actriz con mi compañía de Teatro
Infantil.
—¿Cuándo empezó tu
interés por los libros? Tanto como lectora como escritora.
Yo siempre me recuerdo con un
libro en las manos. Lo primero que leí fueron tebeos de Tarzán y de Supermán.
Luego llegaron Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape y otros tebeos de la época. Más
o menos con ocho años descubrí a Los Cinco y ese fue un punto de inflexión.
Recuerdo haber llegado a leer un libro al día. Y lo recuerdo porque esa
obsesión me traía muchos problemas ya que dejaba de hacer otras cosas,
principalmente deberes.
Cuando era pequeña tenía dos
sueños, ambos relacionados con la necesidad de comunicar y contar historias.
Por un lado soñaba con ser actriz, que cumplí con veintidós años, y por otro
soñaba con ser escritora, que cumplí con treinta y cinco años, después de leer
la novela de un amigo.
—Como
lectora, ¿qué tipo de historia buscas cuando te acercas a un libro?
Me gusta leer casi de todo, desde
libros infantiles hasta novela negra. Reconozco que lo que menos leo es ensayo y
ciencia-ficción. Si la historia está bien contada, tiene buenos personajes y
diálogos, me da un poco igual el género.
—¿Cuáles son tus aficiones? ¿Qué tipo de música te gusta?
Me gusta el cine, las series,
leer, estar con mi familia, salir a caminar, practicar yoga y cocinar con
calma.
Respecto a la música, acabaríamos
antes si te cuento qué música no me gusta. No soporto el heavy metal y
similares (que, irónicamente, es de lo favorito de mi pareja). Pero más que
nada por mi poca tolerancia a los ruidos fuertes y las estridencias. Me
provocan mucha ansiedad. Tampoco me gusta nada el reggaetón.
Escucho mucha música, sobre todo
mientras escribo. La elección depende de lo que esté escribiendo y lo que me
pide el cuerpo en ese momento de creación. Ópera y música clásica, Beatles,
Queen, Adele, Musicales (Los Miserables, Cats, Chicago,…), pop español. De
todo.
—¿Cómo es el proceso de creación en tu caso? ¿Es antes la historia o son los
personajes?
Primero surge la idea sobre un
tema. Luego ya surgen los personajes. Finalmente son los personajes los que
terminan de dar forma a la historia.
—¿Desde
que surge la idea para una historia sabes cómo va a
acabar?
Soy lo que se denomina una
escritora de brújula. Sé cómo empieza la historia, qué es lo que quiero contar
y más o menos sé cómo quiero que acabe.
—¿Planificas
tus libros o vas improvisando sobre la marcha?
Al ser una autora de brújula,
tengo claras muchas cuestiones de la trama, escenas y algunos diálogos, pero me
voy dejando llevar por la historia y los personajes. No diría que es
improvisación, pero tal vez se le parezca.
—¿Te
inspiras en alguien a la hora de crear a tus personajes o son creación totalmente tuya? ¿Tienes mus@s?
Muchos de los personajes de mis
novelas tienen aspectos míos personales, otros, en cambio, son creaciones que
no tienen nada que ver con nadie que conozca.
Es verdad que en ocasiones sí que
he recreado a gente de mi alrededor, familia o amigos, para ciertos personajes
concretos de algunas novelas, pero no es lo más generalizado. Mi hijo, Ian, sí
que es tal vez la persona que más me ha inspirado para crear algunos de los
personajes de mis novelas dirigidas a un público juvenil.
También algunos de los diálogos
de mis novelas románticas están extraídos de conversaciones con mi pareja.
—¿Tienes
algún sitio, hora o manía a la hora de sentarte a escribir?
Tengo una mesa de trabajo en mi
habitación y ahí es donde trabajo la mayor parte del tiempo. Aunque cuando he
tenido que trabajar fuera de casa no he sido especialmente maniática. Principalmente
necesito tranquilidad, silencio ambiental, música y buena iluminación. Por lo
demás, me da un poco igual el color de la habitación o la dureza de la silla.
—¿Qué
se siente cuando entras en una librería y ves
tus libros colocados en las estanterías para
que la gente pueda comprarlos?
Muchísima emoción. Aún me sigue
maravillando que mis novelas estén en las baldas de una librería. A veces
siento que la Anabel cuyo nombre figura en la portada no es la misma que la que
está mirando ese libro. Sigo sintiéndome un poco extraña en esa situación, como
si no terminara de creérmelo.
—¿Qué
es lo más bonito
que te han dicho de tu libro? ¿Y la crítica más negativa?
Estoy muy agradecida a todos los
lectores que se toman su tiempo para hacerte llegar una opinión. Vivimos un
tiempo privilegiado donde la comunicación entre autores y lectores es más fácil
y cercana que nunca. La verdad es que la mayoría son enormemente amables y
generosos. Han llegado a decirme que soy su autora favorita, que mis libros son
sus favoritos y se los han leído varias veces cada uno. Llegué a saber de una
lectora de ochenta y dos años que había leído Como desees trece veces.
Pero también he recibido
comentarios o críticas negativas, claro. Cuando te expones ante el público
tienes que mentalizarte en que eso va a pasar. Es imposible gustarle a todo el
mundo. Agradezco las críticas constructivas que me ayuden a crecer como autora.
Soy consciente de que aún tengo mucho que aprender y que mejorar.
Por supuesto también he tenido
que sufrir comentarios desagradables y maleducados. ¿Quién no ha tenido un
troll? Pero a estos prefiero ignorarlos y no alimentarlos. Al principio pica un
poco, duele, pero tienes que aprender a no permitir que te afecten. Han llegado
a decirme que no sé escribir. Así, sin más argumentos.
—Con
‘Como desees’ quedaste ganadora del Premio Ellas de Juvenil Romántica en 2013 y has ganado más premios con otras de tus novelas. ¿Cómo sienta cuando te llaman y te dan tan
buenas noticias?
Gracias por ampliar mi palmarés,
pero en realidad solo he ganado un premio. En otros solo he quedado finalista.
Es cierto que me han otorgado premios algunos blogs, revistas o webs
especializadas, pero, aunque estoy enormemente agradecida, no son estrictamente
premios literarios.
Recuerdo aquel 27 de febrero de
2013 cuando recibí la llamada de Gemma Xiol, entonces editora de Montena,
comunicándome que había ganado el PEJR. Lo primero que hizo fue presentarse y
entonces ya me dio un vuelco el corazón porque presentía cuál era el motivo de
su llamada. Pasaba de la risa al llanto, era una amalgama de emociones
encontradas. Llegué a pensar que no era cierto, que se trataba de una broma.
Es muy emocionante y
gratificante. Todo el esfuerzo y el sacrificio que supone el trabajo invertido
en una novela, de repente se ve recompensado y parece tener sentido.
También es verdad que no he
dejado de presentarme a concursos y no ha vuelto a repetirse la fortuna. Espero
que aquella no fuera la primera y última vez. No pierdo la esperanza.
—En
‘Ojos azules en Kabul’ nos cuentas una historia muy dura pero muy bonita, ¿en
qué te inspiraste?
Durante un tiempo me estuve
presentando al premio Gran Angular. Después de leer las novelas ganadoras,
quise escribir una novela que encajara dentro de su catálogo y que tuviera la
suficiente calidad como para ser merecedora del premio. Finalmente no la
presenté ya que una editorial se interesó antes en ella y no quise dejar pasar
la oportunidad de que se publicara. Sin embargo esta editorial quebró, pero la
fortuna puso en mi camino a las editoras de Neo Plataforma que le dieron el sí.
Yo quería contar la historia de
una niña que en occidente no llamara la atención (rubia, piel clara, ojos
azules), pero que en un país como el Afganistán de los talibanes fuera señalada
por ser distinta. Saira es fruto de una violación y carga con esa culpa que la
estigmatiza. En Afganistán es una kharami,
o bastarda, a la que se señala continuamente por su condición.
Quería contar la vida dura que
tienen que soportar miles de mujeres en todo el mundo, en sociedades que no las
considera miembros de pleno derecho y a las que les niega la voz y hasta la
existencia.
A la vez es una historia de
esperanza y de segundas oportunidades.
—¿Fue
duro el proceso de encontrar editorial que te diera el sí?
Siempre lo es, al menos para mí.
Cada novela es un volver a empezar. Empecé a escribir en 2005 y no publiqué
hasta 2011. Eso sí, desde el principio recibí multitud de ofertas de coedición
y autoedición que te piden el oro y el moro para publicarte. Me alegro de no
haber sucumbido a sus cantos de sirena y haber tenido paciencia para acabar
publicando en condiciones dignas.
—Te
mueves entre varios géneros literarios en tus historias, ¿con cuál te sientes más a
gusto? ¿Cuál es el
que te llena más a la
hora de crear una historia? ¿Tienes algún libro o personajes de los que has
creado que sea ‘el niño de tus ojos’?
Siento que yo no elijo qué
historia contar. Son ellas las que me eligen a mí. Y según las características
de la trama y los personajes, se desarrollará en un género u otro.
No tengo ninguna preferencia a
priori, aunque reconozco que me gusta mucho el suspense.
Todos los libros y los personajes
han sido los más especiales cuando los estaba creando. Es muy difícil elegir
uno. Quizá de los últimos elegiría a Rita Rascanubes, ya que me recuerda a mí
de niña. También es muy especial Ianca, en la misma serie, que es el personaje
más claramente inspirado en mi hijo de cuantos he escrito.
—Tienes
recién publicado ‘Invisibles’, cuéntanos un poquito cómo surgió la idea
y cuándo estará a la
venta.
Invisibles sale a
la venta oficialmente el día 10 de octubre, aunque ya se puede encontrar en
algunas ferias del libro en las que está presente la editorial.
En Invisibles quería mostrar una cara de la sociedad que pasa muy
desapercibida y tratamos de no ver porque incomoda y duele. Es la historia de
dos hermanos que lo han perdido todo y tratan de salir adelante con los escasos
recursos de que disponen.
Es cierto que es una historia muy
dura, pero también he querido que sea esperanzadora. Puedo decir que es la
novela con la que más he llorado en mi vida.
—Cuando
podremos leer la continuación de
#Dead7 que tienes publicado con la extinta editorial Everest.
Este es un tema muy doloroso para
mí. No solo porque Everest me dejara a deber dinero, algo casi insignificante
al lado de la cantidad de familias a las que dejó prácticamente en la ruina,
sino porque siento que es una novela que para mí fue muy especial y que creo
que merecería haber corrido mejor suerte.
Agradezco mucho que Algar la
rescatara en su momento para que pudiera seguir estando disponible para nuevos
lectores, aunque lamentablemente no se muestra interesada en posibles
continuaciones como sí me consta que lo están muchos de sus lectores.
He estado considerando seriamente
la posibilidad de autopublicar una continuación, aunque no sería algo inmediato
ni a corto plazo.
—Una
cosa que siempre me pica la curiosidad es el tema de los nombres de los
personajes. En tu caso, ¿cómo los
bautizas? ¿De dónde
surgen sus nombres?
Muchas veces surgen de gente de
mi entorno, familia y amigos. En alguna ocasión he modificado el nombre de
algún mueble de Ikea o de algún medicamento. En el caso de la fantasía siempre
es un poco más difícil y nunca sabes de dónde va a venir la inspiración. Pero
como tus sentidos están orientados a ese problema, siempre acabas encontrando
algo.
—¿Tienes
personas de confianza a las que le das a leer en primicia tus libros para que
te den opinión antes
de mandarlos a ninguna editorial? Que si tienes lectores cero, vaya.
Sí, claro. Tengo varios lectores
cero. El primero siempre suele ser mi pareja. A veces también se la paso a mi
hijo. Y, últimamente, confío mucho en el criterio de mi amiga y gran lectora
Carmen.
—¿Cómo ves el panorama editorial ahora en España?
Entiendo que las editoriales son
empresas que buscan el beneficio, no son ONGs, pero creo que se están
orientando hacia un modelo facilón, de rápido beneficio orientado a un público
poco lector (sí, me refiero a productos de youtubers e instagramers),
marginando un poco a los autores vocacionales, entre los que me incluyo.
Por suerte aún existen soñadores
que arriesgan con sus pequeñas editoriales ofreciendo historias y emociones en
lugar de productos. El problema es que ya no hay editoriales medianas. Solo hay
un par de monstruosas corporaciones y luego están las pequeñas editoriales.
Creo que por parte del estado
debería haber un mayor compromiso con las diferentes industrias culturales.
Reducir la cultura a un producto de mercado es un error. Nuestra cultura es lo
que nos define como sociedad y lo que legaremos a las generaciones futuras.
Muchos grandes autores que
conozco acaban autopublicándose en Amazon al encontrar las puertas de las
editoriales cerradas. Amazon ha sido una tabla de salvación para muchos al
conseguir ingresos más que decentes a través de su plataforma. Pero dudo mucho
que ahí esté la solución del negocio editorial a medio o largo plazo.
Si no cultivas lectores hoy, no
los tendrás mañana. Creo que la apuesta comercial de las grandes editoriales es
pan para hoy y hambre para mañana.
—Déjenos
usted todas sus redes sociales para que podamos acosarla bien.
—Para
terminar la entrevista, ¿algún mensaje
para tus seguidores/lectores?
Que no tengan miedo de ponerse en
contacto con los autores de las novelas que les han gustado. A la mayoría de
los que conozco, incluyéndome a mí misma, les encanta la interacción con sus
lectores.
Eso sí, ignoro totalmente los
mensajes en mis redes que no tienen que ver con mi obra o mi trabajo. No
soporto que intenten ligar conmigo a través de las redes.
—Muchas
gracias por tu tiempo, y por ofrecerme la oportunidad de entrevistarte.