Sinopsis
Asier es un enigma. Atractivo, irreverente
y descarado, es profesor de tenis durante el verano en un camping de la sierra
de Madrid. El sitio perfecto donde esconderse de una realidad que le ha dado la
espalda en el pasado.
Lara llega al camping para trabajar de
recepcionista, y ni se imagina la tormenta de aire caliente que se producirá en
su interior cuando la brisa fresca, liviana y juguetona que rodea a Asier
choque con ella… y desate un deseo adictivo entre ambos.
Asier y Lara empezarán a volar juntos, sin
alas y sin detenerse a pensar que pasará cuando finalice la temporada estival
del camping. Pero no podrán contener el deseo de que perdure lo que parece
destinado a acabar con el fin del verano.
¿Serán capaces de ganar el pulso a todos
los obstáculos que se interponen en su camino y que parecen indicar que lo suyo
no será más que un amor de verano?
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Este libro me lo compré y
lo he leído por recomendación de dos amigas con las que suelo coincidir mucho
en gustos literarios. Más que recomendación fue imposición porque hasta que no
lo compré no pararon. Me dijeron: 'te lo tienes que llevar y te lo tienes que
leer'. Así tal cual. Y tengo que decir que me ha encantado.
El verano que aprendimos a
volar nos cuenta la historia de Lara y Asier durante un verano (como bien dice
el título) en un camping en el que coinciden trabajando los dos. Está narrado
casi en su totalidad por Lara en primera persona y en pasado, aunque hay algún
capítulo que otro contado por Asier.
Es por esto mismo que no
le doy la máxima puntuación ya que me hubiera gustado tener más capítulos con
su punto de vista y poder llegar a conocerlo mejor.
Ya desde el primer
encuentro que tienen, en la primera página del libro, se ve que esta pareja
tiene química y mucha. Me han gustado sus conversaciones con ese aire
desenfadado y socarrón que tienen, sobre todo por la parte de Asier.
Y me ha gustado Asier por
su forma de ser, por decir las cosas a la cara y directamente dando una imagen
que está un poco alejada de lo que es y cómo se siente en esos momentos.
Lara también me ha gustado
por su candidez en algunos momentos, pero sin dejarse achantar. Cuando está al
lado de Asier se suelta y de una forma que consigue hasta sorprenderse a ella
misma.
El libro está lleno de
escenas bonitas intercaladas con otras más picantes y subidas de tono, pero
siempre y en todo momento contado de una forma muy elegante.
Este es de los libros que
me gusta coger cuando no tengo que madrugar porque es de los que me cuesta
soltar y me dan las tantas leyendo, como así ha sido. Una vez que leí el primer
capítulo ya estuve enganchada y me era muy difícil de aparcarlo a un lado y eso
que ya tenía otros dos empezados.
La forma que tiene de
escribir la autora, dotando de química a los personajes en un paraje como el
camping en el que se van a aislar de sus realidades tanto Lara como Asier,
hacer que la lectura sea adictiva. Además, ayuda mucho que la lectura sea
rápida el que los capítulos sean bastante cortos.
Alrededor de la pareja
protagonista existe una serie de personajes para hacer más amena (si es
posible, a estas alturas, la lectura) como Natalie, que me cayó bien desde el
principio y que merecería libro para ella (¿quizás con Dani?), o la familia de
Lara, que cada vez que el padre o el hermano sacaban el tema de la escopeta a mí
me daba la risa tonta.
El verano que aprendimos a
volar ha sido una lectura muy gratificante, que me he ventilado en un par de
sentadas (porque no tenía más tiempo que si no hubiera sido en una), con la que
me lo he pasado en grande leyendo a estos dos incansables que no se veían
hartos nunca. Y a la autora la tengo en el punto de mira para lo que escriba y
publique próximamente.
¿Lo conocíais?
¿Lo habéis leído? ¿Os
llama la atención?
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