Hoy tocaba la sección Estantería temática,
pero he decidido dejarla descansar por una temporada ya veremos lo que pasa. Así
que estamos de estreno en el blog con esta sección nueva que pretendo que sea
mensual.
La idea venia rondándome mucho
tiempo y este mes, por fin, me he decido. Y que mejor estreno que con Silvia
Sancho, la autora de ‘El verano que aprendimos a volar’.
Es una autora novata que utiliza
el apellido de su madre para publicar sus textos.
¿Escribes y/o trabajas?
Esta pregunta tiene más miga de
lo que parece. Por no aburrir a nadie contestaré que escribo y trabajo, pero
solo recibo remuneración por lo primero.
¿Cuándo empezó tu interés por los libros, tanto como lectora
como escritora?
Como lectora tengo que remontarme
atrás 30 años: recuerdo la biblioteca de mi clase, la serie blanca de Barco de
vapor, Mujercitas, los libros de “elige tu propia aventura”, los que había en
el salón de mi casa y me parecían ilegibles… Como escritora, te lo cuento
cuando lo sea ;)
Como lectora, ¿qué tipo de historia buscas cuando te acercas a un libro?
Últimamente, la historia me da un
poco igual, lo que busco es que me la cuenten bien, que no tenga que esforzarme
para meterme en la trama y entender a los personajes, que me lleven de la mano
sin que yo sea consciente de que me muevo. Tal vez es que me he vuelto un poco
vaga, pero aprecio de verdad todo el trabajo que hay detrás de un libro así.
¿Cuáles son tus aficiones? ¿Qué tipo de música te gusta?
Mis aficiones son las normales,
supongo: leer (ahora tengo a medias Carter y Arizona de Whitney G. y casi
terminado, Cómo se hace una chica de Caitlin Moran), ver cine y series (anoche
cayó, por enésima vez, Todos los días de mi vida, me declaro neofan de Black
Mirror y estoy encantada con la vuelta de Homeland), viajar (Sintra y el norte
de Italia son mis siguientes destinos), comer (en una mesa grande y ruidosa),
beber (en compañía siempre y, si es bailando, mucho mejor), visitar museos,
exposiciones, galerías, ir al teatro, a conciertos… cualquier actividad que
huela a creatividad me llama la atención y, por eso, la afición a la que le
dedico más tiempo es la escritura (además, con ella puedo hacer todo lo
anterior sin gastarme un euro).
Sobre la música, siento cierta
predilección por las voces en femenino: Janis Joplin, Amy Winehouse, Imelda
May, Lady Gaga, Madonna, Regina Spektor, Paloma Faith, Bebe, Alaska, Chavela
Vargas, Dulce Pontes… Pero también me gustan Bowie, The Doors, The Who, Dylan,
The Killers… Además, procuro escuchar de todo para utilizarlo en mis historias.
¿Cómo es el proceso de creación en tu caso? ¿Es antes la historia o son los personajes?
En mi caso ha dependido del
proyecto. Lo primero que escribí partió de los personajes, lo último también,
pero lo que tengo ahora entre manos salió de la trama, yo les busqué para que
encajaran en esa historia. “El verano que aprendimos a volar” se saltó la norma
y nació del marco temporal y de la localización, imaginé un verano en ese
camping y lo demás vino solo.
¿Desde que surge la idea para una historia sabes cómo va a
acabar? ¿Planificas tus libros o vas
improvisando sobre la marcha?
También ha dependido de cada
historia. La primera la empecé a lo loco, sin tener ni idea de lo que era una
escaleta. Gracias a escribirla acumulé un par de herramientas que utilicé con
“El verano” y con… otras dos historias más (hasta ahí puedo leer). Esas tres
han partido de una estructura planificada. La que estoy escribiendo ahora no
sigue esa pauta y confieso que me está encantado no saber cómo acabará.
¿Te inspiras en alguien a la hora de crear a tus personajes o
son creación totalmente tuya?
Yo soy, en gran parte, producto
de las relaciones que he mantenido con otras personas. Creo que dejamos huella
los unos en los otros, un recuerdo. De ahí, por fuerza, tienen que salir mis
personajes: de ellos.
¿Tienes algún sitio, hora o manía a la hora de sentarte a
escribir?
Normalmente, escribo en casa. Si
tengo suerte, a todas horas; si no, solo por las mañanas. En mi escritorio
siempre hay café solo, una botella de agua y un cenicero. A mi derecha, una
mesita auxiliar con el archivador de la historia cubierto por notas, cuadernos,
subrayadores, bolis y demás material de oficina, que suele terminar acompañando
al café. Arranco con música mientras repaso lo escrito en la sesión anterior;
cuando “estoy donde debo estar”, apago el sonido y empiezo a darle a la tecla.
¿Qué se siente cuando entras en una librería y ves tu libro
colocado en las estanterías para que la gente pueda comprarlo?
Es parecido a cuando me
“presentaron” a mi hijo. Me lo trajeron a la habitación del hospital después de
una cesárea y yo creí que debía sentir algo como “¡Oh, Dios mío, el fruto de mis entrañas!”, pero fue algo más
como “¿De verdad estaba aquí dentro?”.
Con el libro, igual: debería conmoverme, pero sigo alucinando.
¿Qué es lo más bonito que te han dicho de tu libro? ¿Y la crítica más negativa? ¿Te esperabas tan buena acogida?
He tenido la suerte de recibir
palabras muy, muy bonitas sobre “El verano”. Las que más me han llegado han
sido las relacionadas con mi capacidad de transmitir sentimientos. Saber que he
provocado una emoción en otra persona solo con palabras me da alas para seguir
escribiendo. También he recibido críticas, pero mucho menos negativas de lo que
esperaba. Creo que soy mi peor censora. Y ahí te respondo a la última pregunta:
¡ni de broma!
¿Cómo conseguiste que te publicaran ‘El verano que aprendimos a
volar’? ¿Fue duro el proceso de encontrar
editorial que te diera el sí? ¿Te ves
autopublicando?
Envié el manuscrito a Pámies
junto con una sinopsis y una biografía de autor, que es lo que solicitaban en
su página web. Cuando firmé el contrato de edición, me comentaron que la
sinopsis les había empujado a leer el manuscrito. Supongo que, en un sector tan
prolífico, cuanto más fácil se lo pongas a la editorial para que lleguen hasta
tu historia, más posibilidades hay de éxito. En cuanto a la autopublicación, no
me veo porque me faltan aptitudes para hacerlo sola; por el momento, solo me
defiendo escribiendo, para corregir, maquetar, distribuir, promocionar…
necesito ayuda.
Cuéntanos un poquito cómo surgió
la idea para ‘El verano…’
La idea surgió de una especie de
reto personal después de haberle dedicado año y medio a una trilogía: quería
saber si podía escribir una novelita. En diminutivo. Algo fresco, rápido,
dulce. Pensé en el verano como marco temporal, la sierra de Madrid como
emplazamiento… y salió la historia.
Una cosa que siempre me pica la
curiosidad es el tema de los nombres de los personajes. En tu caso, ¿cómo los bautizas? ¿De dónde
surgen sus nombres?
Hay algunos personajes que “se
presentan” con nombre y apellidos y hay otros que me hacen perder mucho tiempo
hasta que lo averiguo. Asier, por ejemplo, “nació” llamándose Nacho, pero a las pocas páginas tuve que cambiarlo
porque no iba con él. Lara, en cambio, salió en cuanto abrí su hoja de
personaje. “Me dio” su nombre, sus dos apellidos y la frase con la que empieza
el libro “soy ingeniera biomédica, hablo tres idiomas y estaba a punto de
empezar a trabajar como recepcionista en un camping”.
Si llevaran al cine tu libro, ¿qué actores te gustaría que encarnaran a tus personajes?
Si llevaran al cine mi libro…
Wow, ¿en serio? No tengo tanta
imaginación, lo siento. Ya te he contado que todavía flipo cuando lo veo en una
librería.
De momento solo tienes publicado
un libro, pero, ¿tienes
algún proyecto a la vista? Cuéntanos algo y alégranos el día.
El proyecto más inmediato es la
publicación de la historia de Natalie y Dani; algo que partió de la idea de
escribir una secuela de “El verano” y que, al final, se ha convertido en… otra
cosa. Nat tenía mucho que decir. Y Dani también. De hecho, me han obligado a
pasar once meses enganchada a su archivo (Lara y Asier lo remataron en dos). Es
una historia más urbana, más ácida, que conserva la misma estructura que “El
verano” (capítulos cortos, mucho diálogo), pero que toca temas más complejos.
El humor sigue muy presente, el amor continúa siendo el motor de la historia y
el sexo…, entre ellos dos, es… otra cosa.
¿Tienes personas de confianza a las que le das a leer en
primicia tus libros para que te den opinión antes de mandarlos a ninguna
editorial? ¿Qué si tienes lectores cero,
vaya?
Sí, los tengo, y les estaré
agradecida hasta el final de los tiempos. Pienso que su función es
imprescindible.
¿Cómo ves el panorama editorial ahora en España?
Creo que se está publicando mucho
y bueno, la pena es que una grandísima parte de la población se lo pierda. Si
leyéramos y compráramos más, ganaríamos todos.
Déjenos usted todas sus redes
sociales para que podamos acosarla bien.
Estaré encantada de recibir
vuestro acoso en Facebook (Silvia Sancho), en Twitter (@Silvia_Sancho_) y en
Instagram (silviasanchoautora).
Para terminar la entrevista, ¿algún mensaje para tus seguidores/lectores?
El mismo que tengo para ti: ¡GRACIAS!
Muchas gracias a ti, Silvia por inaugurar
esta sección. Espero que pronto podamos conocernos en persona y poder comentar
de viva voz todo lo referente a libros, lecturas o de lo que sea.