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viernes, 16 de septiembre de 2016

Besos de libro #117 El encanto del cuervo (I)



Se miraron fijamente, con la respiración entrecortada por el esfuerzo de la persecución, temblando bajo la lluvia que seguía cayendo sobre ellos fría como el hielo.
—¿Quieres matarme, eh, quieres matarme? —le preguntó, furiosa—. ¿Eso es lo que quieres?
Nathan apretó los puños, intentando controlar el acceso de ira que sufría. Con Abby perdía el control, en todos los sentidos; su mente dejaba de funcionar con claridad. ¡Había disparado su arco contra ella! ¿Cómo podía haberse descontrolado de esa manera? Porque una parte de él quería matarla, lo deseaba. Quería que desapareciera para dejar de sentirse así.
Las nubes comenzaron a arremolinarse sobre ellos en forma de espiral. En el centro un cono empezaba a tomar forma como si de un momento a otro un tornado fuera a descender. Ninguno pareció darse cuenta de lo que estaban provocando.
—¿No tienes bastante con odiarme como lo haces? —inquirió Abby con la cara completamente roja por la rabia.
—¿Odiarte? —replicó Nathan con la misma ira, dejó escapar una risa desquiciada—. No hay nada en este mundo que desee más. Lo intento desde el primer día que te vi, con todas mis fuerzas. Quiero odiarte, necesito odiarte... —Hizo una pausa para tomar aire, su corazón latía aceleradamente. De repente su expresión se tornó más feroz—. Pero no lo consigo.
Se lanzó hacia delante, la tomó del rostro sin darle tiempo a reaccionar y la besó, guiándose solo por puro instinto y necesidad. Durante un instante Abby se resistió. Con los puños entre su pecho y el de él intentó separarse, pero una llama se encendió en su vientre, sus labios se abrieron con un temblor y deslizó las manos por su torso hasta la espalda. Nathan la rodeó con los brazos y sus besos aumentaron de intensidad.
(…)
—¿Qué hay entre tú y él? —preguntó muy serio.
—Nada —respondió sin aliento.
Nathan la contempló, bajó la vista un segundo, como si meditara la respuesta, y volvió a contemplarla con atención. Abby le sostuvo la mirada y tragó saliva; se lamió las gotas de lluvia de su labio inferior. Él desvió la vista a ese punto mientras su pecho subía y bajaba, cerró los ojos un instante, dio media y vuelta y se alejó desapareciendo entre la espesura.

El encanto del cuervoMaría Martínez

6 comentarios:

  1. Hola! Este libro no lo he leído pero si tengo ganas de hacerlo. Muchas gracias por compartir este fragmento.
    Besos!

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  2. Uffff!!Este fue mi primer contacto con María, y no pudo ser mejor!! Gracias por traernos un trocito!
    Besos y buen finde guapa!

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  3. Gran fragmento :3
    gracias por compartirlo ^^

    ¡¡Saludos y Besos!!

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  4. Una de mis escenas favoritas ♥ Muy romántico!!!!

    Un beso

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  5. Hola Neftis me ha encantado la escena de este beso, vaya pasión entre estos dos, muy intenso :) gracias por compartir.

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