—Sigo sin escuchar una explicación sobre su presencia en el bosque,
señorita Bowler —insistió terco.
—Yo tampoco he escuchado ninguna con respecto a la suya. ¿Se había citado
con alguien, señor Worth? —No lo creía ni por asomo, pero quiso darle a probar
un poco de su propia medicina.
«La osadía de la señorita Bowler no conoce límites», se dijo Nerian con
impaciencia. ¡Y se veía tan bonita con aquel gesto arrogante en su delicado
rostro! Se fijó también en que la capa apenas lograba ocultar el hermoso
vestido color aceituna. El escote era redondeado y dejaba a la vista la parte
superior de sus nacarados senos. Tragó saliva con la sensación de haber perdido
parte de su ira.
—No podía dormir y salí a dar un paseo —admitió, distraído por el aspecto
tan encantador que mostraba con el cabello un tanto alborotado y la respiración
aún agitada.
—¿Mala conciencia, tal vez? —preguntó mordaz Lorianne. Aunque era
consciente de que estaba dejando salir una parte bastante mezquina de sí misma,
no pudo evitarlo. Le había dolido mucho ver cómo abrazaba a aquella mujer a la
puerta de su casa, y le fastidiaba sobremanera que se atreviera a pedirle una
justificación sobre cualquier cosa.
—Lorianne… —le advirtió en voz baja.
No debía ponerlo a prueba. No debería retarlo de ese modo. No a un hombre
que estaba sometido a tanta presión y a tantas emociones contradictorias. Y,
para finalizar, no cuando el deseo por ella estaba empezando a desdibujar
cualquier otro razonamiento en su cabeza.
—Vamos, señor Worth. Sea valiente —lo desafió, aun creyendo que el
condestable le echaría una buena regañina, que le gritaría o incluso la
llevaría de vuelta a la escuela, a rastras, por su impertinencia.
Pero no fue eso lo que ocurrió.
Sus palabras terminaron con la poca paciencia de Nerian que, consciente de
que se sentía tan enfurecido como excitado por la provocación de Lorianne, la
agarró del brazo y tiró de ella hasta que sus cuerpos quedaron pegados.
Sorprendida por su reacción, Lori apenas pudo hacer otra cosa que boquear, con
los ojos muy abiertos.
—Eso haré —respondió con aspereza antes de arrojarse sobre ella y sellarle
los labios con los suyos.
Un pretendiente para la señorita Bowler – Ana F.
Malory
¡Momentazooooooo! Gracias por compartir =)
ResponderEliminarLo tengo apuntadísimo, algún día empezaré la serie xD
ResponderEliminarhola,
ResponderEliminarque buen fragmento, espero leer este libro antes de que acabe el año... voy viento en popa y a toda vela jajaja
Besotesssssssssssss
#Fase1
Hola!
ResponderEliminarno he leído el libro pero la escena es de alto voltaje!
Besos!