―¿Vamos?
Andamos los pocos pasos que había hasta el portal de mi edificio en silencio
y cuando abrí, me giré para decirle adiós. Pero Víctor estaba esperando la
ocasión para cogerme de la cintura y entrar conmigo dentro.
―Un beso, solo te pido uno ―dijo muy cerca de mis labios.
Ufff. ¿Cómo iba a decirle que no?
Sus manos cogieron mi rostro, con sus dedos enredándose en mi pelo. Cerré
los ojos, a la espera de sentirlo.
―Joder, nena, eres la viva imagen del erotismo.
¿Yo?
Ladeó un poco la cabeza y posó sus labios en los míos, con esa parsimonia
que lo caracterizaba. Hubiera jurado que Víctor era de aquellos tipos rudos y
brutos al besar, pero no, era todo lo contrario. Parecía que se lo tomaba con
mucha calma y que disfrutaba con esa lentitud.
Entreabrimos la boca a la vez y nuestras lenguas se reencontraron. Húmedas,
suaves, presionando la una contra la otra con esa presión justa para querer
más.
Dios, me estaba derritiendo de nuevo con un solo beso. Se me iba la cabeza
y mis manos cogieron la cinturilla de sus vaqueros para acercarlo a mí. Ambos
respiramos con más dificultad al notarnos tan cerca.
Tengo un whatsapp – Susana Rubio
hola
ResponderEliminarme encanta este fragmento, no he leido el libro pero lo tengo apuntado
Besotessssssssss
¡Hola!
ResponderEliminarQue interesante suena, llegue por curiosidad a tu blog y me he llevado una sorpresa. Me encanta.
Me quedo por aquí para seguirnos leyendo.
Saludos.
¡¡Momnetazo!! Lo que disfruto con estas incursiones literarias jeje =)
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarUn fragmento muy bueno y que me ha gustado y eso que no he leído el libro.
Nos leemos.