COMENTARISTAS

viernes, 7 de septiembre de 2018

Besos de libro #208 A contrarreloj (I)



—Me estás tirando los tejos.
—¿Lo afirmas o es una pregunta?
—¿Qué ha pasado con aquello de que nunca te ibas a acostar conmigo?
Sí. ¿Qué había pasado con aquello? Ni siquiera podía recordar por qué lo había dicho. Solo podía sentir sus terminaciones nerviosas hormigueando de excitación. Y acostarse con Luc era lo único que podría calmarlas.
—He cambiado de opinión.
—Joder, ya era hora.
Luc dejó escapar un gemido antes de apretarla contra su musculoso cuerpo y devorarle la boca en un beso que convirtió sus huesos en ceniza.
Andrea soltó las llaves y el bolso y le echó los brazos al cuello. No podía pensar, la sangre pulsaba frenética en sus venas, las manos de Luc en su espalda y su nuca hacían que todo su cuerpo vibrara de placer y su lengua... Dios, su lengua. Se aferró a él con fuerza, acercándolo más, intentando absorber la pasión y el ardor que desprendía aquel beso.
—Dime que no voy a tener que irme a la cama después de darme una ducha fría —susurró Luc contra su boca.
La respuesta de Andrea fue un beso aún más abrasador. Sus cuerpos se fundieron y Luc la alzó en brazos, apoyándola contra la puerta. Ella gimió al sentir su erección justo donde el ansia se hacía más y más fuerte y se frotó contra él, arrancándole jadeos desesperados que inyectaron fuego en sus venas. Lo necesitaba con un ansia enfermiza, pero sus manos y sus labios no bastaban para saciar su deseo.
—No podemos hacerlo en mi casa —jadeó—. Mi abuela se enterará y empezará a canturrear la marcha nupcial cada vez que te vea.
Luc la miró a los ojos con la respiración entrecortada.
—Seremos silenciosos.
—Yo no puedo hacerlo en silencio.
Otro beso, otro abrazo, y el deseo aumentaba sin cesar.
—Tampoco podemos hacerlo en casa de Irene.
—¿En la playa? —propuso ella mordiéndole el lóbulo de la oreja.
—¿Con la arena metiéndose en todas partes?
—Podríamos ir a un hotel...
—Tengo un coche.
Ella le dedicó una sonrisa cargada de lujuria.
—Tienes un coche.
Volvieron a besarse, las manos de Andrea rodeando el cuello de Luc, las de Luc agarrando el trasero de Andrea.
—Vamos.
La dejó en el suelo, pero sus labios apenas se separaron mientras se dirigían hacia el coche. Cuando llegaron, Andrea empujó a Luc contra la puerta para devorarlo a placer. Él introdujo la mano bajo su falda y le acarició el trasero por debajo de las bragas.
—No me refería a hacerlo contra el coche... —gimió, desesperado.
Se montaron en el todoterreno y, mientras contenían a duras penas las ansias de arrancarse la ropa, Andrea le indicó cómo llegar a un lugar apartado. Un mirador situado en un acantilado desde el que podía observarse el inmenso mar.

A contrarrelojLaura Esparza
 photo 34fd7a51-3c8a-424f-aaaf-16546c7ad2a6_zpsdaed94d2.jpg

5 comentarios:

  1. hola,
    este libro me lo regalaron el año pasado en mi cumple, y a dia de hoy aun no lo he leido... esta en el enorme monton que estoy intentando bajar... A ver si me pongo las pilas.
    Me ha encantado el troz que nos has puesto
    besotessssssssssssss

    ResponderEliminar
  2. Mola :D
    Este tipo de entradas me interesa mucho :)

    ResponderEliminar
  3. Veo que no has dejado las buenas costumbres. Sigues con tus besos de libro. Un besote.

    ResponderEliminar
  4. Leí este libro hace tiempo y todavía recuerdo lo mucho que me gustó.
    Un beso

    ResponderEliminar
  5. ¡Hola!
    Me enanta este libro, es genial.
    Te espero por mi blog 🤗,
    Obsesión por la lectura 📚

    ResponderEliminar

Los comentarios aparecerán después de la moderación. Déjame uno para saber qué te ha parecido la entrada. Gracias por tu contribución con la que cree este blog. Por favor, no hagas SPAM ni pongas enlaces a tu blog. Si me dejas un comentario te lo devuelvo en el tuyo. Nadie está solo no se hace responsable de los comentarios vertidos por los usuarios, tampoco de los enlaces externos que puedan dejar.