Aunque era bastante reciente, reconocí de inmediato la canción A Thousand
Years de Christina Perri. Hacía poco que la había escuchado por primera vez,
pero aquella letra me dijo tanto de lo que yo misma sentía que no podía evitar
saborearla cada vez que la oía. Y hacerlo allí, en uno de los lugares que más
paz me traía con vistas al lago, en ese preciso momento y junto a Luke, era más
de lo que podía soportar. Nos quedamos ambos con las cabezas recostadas contra
nuestros respectivos asientos, tan solo mirándonos mientras la canción sonaba
con suavidad en aquel reducido espacio. Apenas había iluminación suficiente,
pero lo justo para ver sus claros ojos clavados en mí. A día de hoy, aún no sé
decir quién se movió primero, quién cerró el espacio entre nuestros rostros e
hizo que nuestros alientos danzasen y se entrelazasen con suavidad, pero lo
siguiente que supe era que nos estábamos besando.
Comenzó con una dolorosa ternura que me desarmó, rozando con delicadeza su
nariz contra la mía, para después acariciar con lentitud nuestros labios entre
sí. El corazón me latía con fuerza y no quería abrir los ojos temiendo que, si
lo hacía, todo se evaporaría con la misma rapidez con la que el humo se pierde
con el viento. Hacía tanto tiempo que esperaba aquello, deseé vivir ese momento
tantas veces a lo largo de los años, que no sabía cómo hacerlo o qué esperar,
así que tan solo me dejé llevar.
Fue tierno, pero no tranquilo. Fue tentativo y también audaz. Suave y
pasional. Había tal mezcla de emociones y sentimientos tras ese beso que me
sentía mareada. Sentí su lengua acariciar con suavidad mis labios, no pidiendo
permiso, sino demandando acceso. Y se lo di, por supuesto que se lo di. Posé
una de mis manos en su rasposo mentón mientras nuestras lenguas bailaban y
aquello solo pareció animarlo más. En un momento dado, rompió el beso, acunó mi
rostro entre sus manos y se echó ligeramente hacia atrás, solo lo justo para
poder mirarme a los ojos. Nuestras respiraciones eran demasiado fuertes y
resonaban con intensidad en aquel pequeño habitáculo, el corazón me latía con
la fuerza de un caballo desbocado, quería más. Lo quería todo y eso fue lo que
traté de transmitirle sin palabras.
«No te detengas, ahora no».
«Esto no puede ser» pareció decir. Su rostro dibujado con una mezcla de
anhelo y tormento.
«Puede ser lo que queramos que sea».
«Jen…».
Cuando vi cómo sacudía ligeramente la cabeza, musité:
—Luke… —suplicando y demandando por más.
Sus pulgares acariciaban mi rostro.
—Maldita sea…
Chicago cops 2: Luke liberación - Sara Halley
Hola ^^
ResponderEliminarNo conocia estos libros pero he visto el primero gratis y me lo he pillado jeje a ver que tal.
hola,
ResponderEliminarhace unos dias conseguí el primer libro de esta saga gratis en amazon... a ver si me pongo con ellos y los leo
Besotessssssssssssssss
¡Hola! Pues la verdad es que has escogido una escena con un beso muy intenso. Me ha gustado mucho. ¡Besitos!
ResponderEliminarNo se que esperaba leer, quizás una opinión y me estaba gustando tanto, que al final cuando he visto que era de una autora y un fragmento me ha encantado. A veces es así, como se engancha a los libros.
ResponderEliminarB7s
Por favor, qué maravilla! Me dan ganas de leérmelo de nuevo. Qué beso más bonito y más intenso. Qué perfectos son los dos.
ResponderEliminarBuenaas!
ResponderEliminarQué escena *.*