—Comprendido. ¿Respondes a mi pregunta, por
favor?
—Vas directo al grano.
—Carolina, llevo queriendo besarte desde que
volví a encontrarte. —Su voz sonó profunda, envolvente. Demasiado contundente y
llena de matices como para que ella se molestara en descifrarlos.
—No… lo sabía.
—Lo sabías. Lo sabes. Y te encanta jugar. —Pero
él parecía muy molesto cuando se echó hacia atrás en el respaldo del sofá y
apretó el botón del mando a distancia para apagar la televisión—. Ya somos lo
suficientemente adultos como para seguir, ¿no?
—Si me dieras pistas de a qué te refieres…
Con una exclamación, Ethan se incorporó lo justo
para que ella pudiera apreciar aquel cuerpo soberbio en toda su extensión,
brillo y dureza. Y el calor de su erección, insatisfecha y palpitante.
—A esto —dijo, sabiendo perfectamente hacia
dónde se dirigían los ojos de Caro—. Llevo en casa el tiempo suficiente como
para haberme dado una ducha rápida, haber cenado y haberme calentado con el
postre que tenía delante. ¿Qué esperabas? Con mi albornoz puesto pareces la
sensualidad andante. Seamos sinceros el uno con el otro, por favor. La última
vez, faltó poco para que me comieras entero. Te propuse continuar con lo que
fuera que habíamos empezado entonces, y no me has respondido. Pero ahora que
quiero que lo hagas, ninguno de los dos da el primer paso. Parecemos dos
vírgenes y no lo somos. —Apretó los dientes y se pasó la mano por el pelo, sin
dejar de mirarla—. Basta de cháchara inútil.
—¿Consideras el estado de los demonios de
Tasmania como una cháchara inútil?
—En este momento, sí. —Perfectamente acoplado
entre las piernas de Caro, Ethan volvió a inclinarse hacia delante para
sujetarle la cara con las manos—. Ya sabes hacia dónde quiero ir. Ahora, ¿hacia
dónde quieres ir tú?
Hacia sus labios. Hacia su boca. Hacia el resto
de su cuerpo. No eran pensamientos muy racionales, pero su cuerpo dictaba las
normas.
Le miró la boca con ansia. Con tanta intensidad
que provocó en él otro gruñido.
—¿Me respondes… por favor?
El susurro había sido lento. Como si le costara
hablar.
—Sí —susurró—. Y sí.
La boca de Ethan se relajó cuando rozó sus
labios poco a poco. Ella los entreabrió cuando él pasó a recorrérselos con la
lengua. Carolina cerró los ojos e inclinó ligeramente la cabeza para apoyarla
en su pecho. El contacto era más que agradable. Era idílico. Como dar la
bienvenida a un sabor que había reaparecido en su vida. Como encontrar la
fórmula mágica para recuperar el tiempo perdido.
Boomerang – Elena Garquin
Hola! No he llegado a leer este libro y eso que me llama la atención. El fragmento me ha gustado mucho :)
ResponderEliminarBesos!
¡Hola!
ResponderEliminarNo conocía este libro pero el fragmento me ha gustado mucho, lo anoto a ver si lo leo el año que entra así que ya te contaré.
Besos!
El libro no estuvo mal xD
ResponderEliminarUn saludo y felices fiestas =)
Que bonito!! un libro que no conozco y un fragmento muy romántico... igual cae antes o después. Besos!!
ResponderEliminarHola! Me encantó esta escena!
ResponderEliminarEspero que tengas un muy lindo día! Saludos ^^
Hola Neftis!!
ResponderEliminarUyyy que beso jejeje me dejaste con curiosidad. No conocía el libro!
Gracias por el fragmento :)
un beso
Holaa, vaya vaya el librito ja, ja, ja, me parece que reconozco el título pero no estoy segura, habría que ver ja, ja, ja.
ResponderEliminar¡Beeesos! :3