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viernes, 12 de octubre de 2018

Besos de libro # 213 Destinos divididos



-Estoy cansado de todo –dijo-. Estoy siempre cansado. –Dejó escapar otro profundo suspiro-. Sobre todo, estoy cansado de no estar cerca de ti.
Me relajé, me eché hacia atrás para apoyarme en él, en esa pared de calor que me cubría la espalda. El me colocó las manos en las caderas y metió los dedos bajo el borde de mi camisa, lo justo para aliviar mi dolor. «Que vengan los malditos escarabajos venenosos», pensé mientras me besaba el cuello, justo detrás de la oreja.
No serviría más que para alimentar mi dolor, y era consciente de ello. Su destino no le permitía elegirme, y aunque no fuera el caso, sospechaba que la intensidad de su tristeza no le permitiría elegir nada de nada. Pero estaba harta de medir tanto mis acciones.
Me besó en el punto en el que el cuello se unía al hombro y se rezagó allí para saborear mi piel, que probablemente estaba salada de sudor. Levante la mano y enterré los dedos en su pelo para sujetarlo contra mí por un momento, y después giré el cuello para que nuestras bocas se encontraran. Nuestros dientes chocaron, lo que en circunstancias normales nos habría arrancado alguna carcajada, pero ninguno de los dos estaba para risas. Le tiré del pelo, y él me apretó las caderas tan fuerte que casi rebasó el límite del dolor agradable.
Me había enterrado en la rabia después de la destrucción de la nave de la travesía y después de que desapareciera el espejismo que nos unía a los dos. Ahora quería enterrarme en el deseo, revolverme contra su cuerpo, aferrarme a él allá donde mis manos encontraban un agarre. «Quiéreme –le decía cada uno de mis gestos-. Elígeme. Quiéreme.»
Llegamos dando tumbos a una de las habitaciones y dando tumbos nos quitamos los zapatos. Corrí una cortina para ocultar aquel espacio abierto al patio, aunque en realidad no me importaba que nos viera alguien, no me importaba que nos interrumpieran, solo quería tomar, tomar y tomar todo lo que él me diera, sabiendo que quizá fuera la última vez que le permitiera hacerlo.

Destinos divididosVeronica Roth

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1 comentario:

  1. Oye que buen fragmento!! No conocía el libro ni la autora, pero me has dejado intrigada.

    Besos

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