Ni me calcé y me alejé cojeando. Al poner un pie en la acera de la calle, respiré y me apoyé en el muro para ponerme el calzado. Eché a andar mientras le daba vueltas a todo lo que había pasado hasta que el claxon de un coche me sacó de mis pensamientos. Era Diego.
—Sube, que te llevo.—Pero…
—Sube.
—¿Y tu hija? ¿No quería verte?
—Le he pedido al abuelo que la acueste. De vez en cuando deja que le lea un cuento. Así puedo descansar alguna noche de princesas y dragones. Sube.Obedecí y entré en el coche. Él metió segunda y se alejó de la casa. Solo cuando llevábamos unos doscientos metros de carretera me preguntó.
—¿Ha pasado algo con mi suegra?
—Yo creo que nos ha visto.
—¿Nos ha visto haciendo qué?
—Pues… no sé… hablando.
Giró a la derecha y metió el coche en el arcén. Apagando el motor.
—Bueno, mientras no haya visto esto no hay por qué preocuparse.
Y sin más me besó. Un beso largo y cálido. Un beso que calmaba mi sed de náufrago. Un beso que anulaba por derecho propio todos los besos de los dos últimos años. Los despojaba de sentido y de propósito. Se me había olvidado que el simple contacto con otros labios pudiera hacerte sentir así. Viva.
Me perdí en ese beso.
Cuando separó los labios yo no sabía ni quién era, ni dónde estaba, como cuando despiertas de una siesta y necesitas diez segundos para reubicarte.
—¿Estás bien? —me preguntó.
—Sí, sí. Creo.
—¿Sigo?
—Sí, sí. Creo.
Volvió a besarme. Y me di cuenta de que esos besos calmaban mi sed y a la vez la avivaban. Estaba perdida.
—¿Nos vamos de aquí?
—¿Adónde? —preguntó.
—A Santander.
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viernes, 16 de octubre de 2015
Besos de libro #78 Gente que viene y bah
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Laura Norton
lunes, 28 de septiembre de 2015
Gente que viene y bah - Laura Norton
Sinopsis
¿Cuántas probabilidades hay de que te
toque el gordo de la lotería? ¿O de que el chico con el que estás a punto de
casarte se líe con la presentadora más guapa de la tele la misma semana en la
que además pierdes el trabajo? A Bea le acaba de pasar (excepto lo de la lotería);
así que decide huir y refugiarse en la casa de su excéntrica familia buscando
un poco de paz, aunque acabará trayendo el caos a la vida de todos. Bea es así.
En esta novela vas a encontrar un mercedes rosa, una casa en los árboles, un
pelirrojo de caerse de espaldas (literalmente), muchas risas y unas cuantas
lágrimas de esas que se lloran a gusto, que te liberan y te reconcilian con la
vida. Una historia con la que descubrirás que siempre hay algo bueno
esperándote a la vuelta de la esquina. Si sabes verlo. Y si no la cagas.
______________________________________
Después de lo bien que
me lo pase leyendo No culpes al karma no tenía ninguna duda de que iba a leer
este libro. La reseña la tenéis AQUÍ por si la queréis leer.
Desde la primera página
se intuye el buen rato que iba a pasar con esta lectura. Laura Norton es única
a la hora de crear historias disparatadas con las que hacer que un rato de
lectura se convierta en una experiencia excelente de humor.
Gente que viene y bah
tiene una portada llamativa, como ya ocurriera con No culpes al karma. Esos
colores desenfadados incitan a leer porque da la impresión de que nos vamos a
encontrar con una lectura fresca y amena.
El libro está narrado en
primera persona y en pasado por nuestra simpar protagonista. Es una metepatas y
una bocazas que no hace más que meterse en jardines de los que tiene difícil
salida. Y no contenta con eso también mete en el lío a todo el que tiene
alrededor. Porque mira que lo que monta con su llegada a su pueblo natal. Que
no os lo cuente nadie, digno de ser leído.
Al conocer a Bea lo
primero que pensé fue: vaya loca de la vida. Pero cuando conocí a su familia lo
entendí todo. Menudo circo tiene en casa. No hay un personaje que sea normal.
Sin desperdicio alguno. Pero aparte de su familia, tampoco se salva ni uno de
los personajes que aparecen en la novela. Ninguno.
Gente que viene y bah ha
sido una lectura de cuatro estrellas, por lo bien que me lo estaba pasando,
hasta llegar al final. Esa conclusión que tan poco le pega a la tónica general
del libro le ha restado una estrella de Goodreads porque no se pueden quitar
medias sino hubiera sido estrella y media. No pega ese final con un libro como
este. Ya no es que me pueda gustar más o menos sino el dejarlo todo en el aire
lo que no me ha convencido.
A pesar de todo,
recomiendo la lectura de este libro porque las situaciones que se producen o
que produce la propia Bea son tan absurdas que no queda más remedio que reírse.
Y Bea, a pesar de su locura y de sus rarezas, es un personaje que se hace
querer y con el que es fácil simpatizar.
¿Lo conocíais?
¿Lo habéis visto? ¿Os
llama la atención?
Contadme
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