—Deberías verte la cara ahora mismo —dijo Gabriel, riéndose también—. No
irás a decirme que aún te parecen escandalosas estas cosas después de casi un
mes en París...
—Por supuesto que no. Lo único que me escandaliza es que lo hagan en
público.
—Es mejor recurrir a entornos más discretos, desde luego —coincidió él—.
Como uno de los cafés más populares de la ciudad cuando no queda ni una sola
mesa libre en él.
—Eso ha sido un golpe bajo —repuso ella. No obstante, no pudo evitar
mirarle de reojo mientras se alisaba la falda—. Creía que ya lo habrías
olvidado —tuvo que admitir.
—Sería bastante complicado hacerlo. Es el peor beso que me han dado en la
vida.
—Pero serás... —Gabriel volvió a reírse cuando Shaheen, indignada, se
apartó tan bruscamente de su lado que le azotó con el velo—. De verdad que no
entiendo por qué pierdo el tiempo hablando contigo. Ahora no sé si tengo más
ganas de abofetearte o de...
Sus palabras quedaron en el aire cuando Gabriel la agarró de la mano.
Aunque no se habían alejado demasiado de la mansión, la luz que atravesaba los
cristales de la planta baja había quedado atrás y lo único que les permitía
mirarse a los ojos eran las estrellas.
—Dime una cosa: ¿naciste sabiendo forzar celosías con tu daga? —quiso saber
él.
—Claro que no —respondió Shaheen de mal humor—. La primera vez hice tanto
ruido que casi me atraparon unos guardias. Pero no sé qué tiene que ver eso con
lo que...
—Estoy convencido de que la segunda vez fue mucho mejor, y la tercera aún
más. El único modo de dominar algo es practicarlo a menudo. —Los dedos de
Gabriel tiraron de los de la muchacha con suavidad—. Tendré que sacrificarme
por el bien de la ciencia.
De repente estaban tan cerca que podía verse reflejada en sus ojos, y
aquello le hizo preguntarse por qué le habrían parecido tan insulsos los de los
farengi comparados con los de Ahmed, que eran oscuros como el ahwa sada recién
hecho. Demasiado aturdida para pensar en una réplica ingeniosa, prefirió
guardar silencio mientras Gabriel sostenía delicadamente su barbilla,
observándola de un modo que le alteró aún más el pulso. Era la primera vez que
otro ser humano la miraba así, sin que estuviera escondiéndose detrás de un
disfraz; y cuando sujetó su cabeza con ambas manos antes de inclinarse sobre su
boca, supo que no era solo su cuerpo, su envoltura, lo que se disponía a
acariciar.
Puede que el roce fuera el mismo que había experimentado en el Procope,
pero las similitudes acababan ahí. Shaheen creía saber lo que se sentía en
momentos como ese, pero nadie le había informado acerca de la mecánica; no
imaginaba que un simple beso, por ejemplo, pudiera actuar como la rueda
principal de un engranaje, capaz de poner en funcionamiento el resto de su
anatomía. Tampoco que no consistiera en la mera presión de unos labios contra otros,
sino en un sinfín de movimientos (unos tan lentos que apenas se apreciaban,
otros mucho más enérgicos) combinados de tal forma que un escalofrío la
recorrió de la cabeza a los pies. Era como un combate cuerpo a cuerpo con
estrategias imposibles de memorizar, porque las normas parecían cambiar a cada
segundo.
Le llevó un rato ser consciente de que había apoyado las manos en su pecho,
pero cuando Gabriel se apartó unos milímetros, con la respiración tan alterada
como ella, se dio cuenta de que no habría podido mantenerse en pie sola. El
universo había estallado a su alrededor en una nebulosa de sensaciones en la
que no existían más asideros que él.
—No tenía... ni idea de que los besos pudiesen ser... así —consiguió decir.
—Bienvenida a París —susurró Gabriel con una sonrisa que acabó saltando a
los labios de Shaheen. Parecía dispuesto a añadir algo, pero no llegó a
hacerlo: un segundo más tarde, ella lo había agarrado por las solapas de la
levita, lo había empujado contra el tronco más cercano y había empezado a
besarlo con una sed que casi lo dejó sin aliento.
La voz de Amunet – Victoria Álvarez
¡Hola!
ResponderEliminarQué ganas tengo de poder hacerle un hueco a este libro, gracias por el aperitivo^^
¡Besos!
hola,
ResponderEliminarcomo me gustó este libro jejeje, la verdad es que el fragmento es muy bonito y ha hecho que vuelva a disfrutar del libro
Besotessssssss
#Fase3