—Discúlpanos —le dice a Owen, recordándome por qué estoy aquí y, sobre todo, con quién.
Acto seguido, me ofrece su
mano, que tomo sin mostrar duda alguna, segura de que a continuación argumentará alguna disculpa por la interrupción y dará un motivo convincente para nuestra inminente marcha. Sin
embargo, una vez en pie, Jay desliza un brazo en torno a mi cintura, se inclina
sobre mí y
lo siguiente que sé es que me está besando.
Y, madre mía, vaya beso…
Sus labios se amoldan a los
míos con una seguridad implacable
mientras sus dedos presionan levemente en la parte baja de mi espalda, empujándome contra su cuerpo. Su otra mano
asciende hasta alcanzar mi nuca y enredarse en mi pelo, y la calidez de su
boca, que reclama que le franquee el paso, consigue que me rinda y ceda a sus
deseos. Es entonces cuando su lengua irrumpe y se desliza con habilidad hasta
rozar la mía.
Un estremecimiento de placer me recorre de pies a cabeza y me aturde a la vez
que provoca que cada rincón
de mi cuerpo estalle en llamas.
La cabeza me da vueltas y
sus labios persisten, ansiosos y adictivos, repletos de ternura, tanta
inocencia como pasión.
En otras palabras: es
jodidamente mágico.
Un vergonzoso gemido escapa
de mi garganta y va a parar a su boca. Jay me suelta con tanta rapidez que
tengo que agarrarme al borde de la mesa para no derrumbarme sobre el suelo.
Confusa, busco su rostro, cuya expresión horrorizada consigue que mis mejillas, ya encendidas de
por sí,
se calienten y ardan.
Si solo fuera un cuento de hadas – Victoria Vílchez
¡Hola!
ResponderEliminarConozco el libro pero no he leído nada de la autora, aunque quiero leer algo de ella pronto. A lo mejor me animo y leo este libro.
Besos^^
¡Hola! =)
ResponderEliminarBonita escena ^^
Un abrazote :P
Qué guay jaja
ResponderEliminarUn abrazo :)
hola,
ResponderEliminarque escena mas bonita has puesto, me encanto este libro
Besotesssssssssssss