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viernes, 21 de diciembre de 2018

Besos de libro #222 Llévame a la luna (II)


Quise decirle que ya era suficiente. Que si no paraba ahora, el beso pasaría de ser fingido a bien real, pero entonces ladeó la cabeza con la boca entreabierta, lo justo para que identificara todas y cada una de las señales enviadas. Me abría la puerta, y yo estaba deseando pasar.
Cuando acoplé mi boca a la suya, los sonidos de fondo casi dejaron de existir. Cuando me adentré en su interior con cautela, explorando y profundizando en cada rincón como si fuera avanzando por un camino desconocido, un montón de fuegos artificiales me estallaron entre las piernas. Cuando mi lengua acarició la suya, recibí una descarga eléctrica que me hizo perder toda noción del tiempo y del espacio. Me olvidé del motivo del beso, del moscón que lo provocó e incluso de la discreción. Solo estábamos nosotros, saboreándonos. Enroscándonos. Absorbiéndonos. Succionándonos. Conforme la intensidad del beso crecía, los dedos de Álex se cerraron alrededor de mi cuello con más determinación, con más seguridad. Sentí cómo mi erección crecía y se endurecía. Cómo el corazón me palpitaba en las sienes y en las ingles. Cómo pasaba de sujetar su cara a rodearla entera con los brazos para evitar que se marchara. O que se apartara mínimamente. O que…
—Está bien, está bien, no hace falta que te la comas delante de mí. Ya te creo.
La voz del pelirrojo me llegó lejana porque en mi interior se empezaba a desatar un incendio en toda regla, pero Álex se apartó poco a poco. Con las mejillas rojas como tomates, los ojos chisporroteando y la respiración entrecortada.
—Lo siento —murmuró, todavía colgada de mi cuello.
—Yo no. Para nada.
No aparté mis ojos de los suyos. Acababa de hablar con el corazón, y no me arrepentía. Ni siquiera cuando, por el rabillo del ojo, vi que Mar volvía del baño.
—Hola —saludó, sentándose a la mesa como si tal cosa—. Mami, ¿ha pasado algo?
—No —respondió ella, estirando la cabeza para ver más allá de mi espalda antes de acercarse a mi oreja—. El moscón ya se ha marchado, pero hablaremos de esto.
Un escalofrío me hizo sentarme para evitar caerme. También para ver cómo la melena corta se le había alborotado y cómo los pechos le subían y bajaban a un ritmo demasiado rápido todavía.
Se había excitado. Tanto o más que yo. Y el solo hecho de pensarlo hizo que volviera a excitarme.
¿Sería capaz de decírmelo? No era que tuviera miedo de un buen diálogo, ni de una buena discusión. Era que, sencillamente, acababa de dejarme K.O. con un beso extraordinario al que había respondido con el mismo ímpetu que yo. Lo cual cambiaría el orden de las cosas.
De momento, era incapaz de articular palabra. Bastante tenía con aparentar
normalidad, cuando lo que quería era salir afuera y aspirar aire fresco hasta poner mis ideas en orden. Con ella.

Llévame a la lunaElena Garquin

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4 comentarios:

  1. Hola preciosa!
    NO he leído el libro pero el beso me gusta mucho, creo que es un libro que me puede gustar.

    −Fantasy Violet−
    Besotes! ♥ 

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  2. Leí de la autora Tiempo de promesas y Casualmente Valentina y ambos me gustaron mucho así que tomo nota de este porque con semejantes momentos como resistirse.

    Besos =)

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  3. hola,
    que fragmento mas chulo, no he leido este libro asi que me lo llevo apuntado

    Feliz Navidad

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  4. Uhhh quiero leerlo jajajaj me ha llamado lo del beso fingiddo que termina no siéndolo xD

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