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jueves, 30 de enero de 2020

Entrevistando a... #16 Alice Kellen



Muy buenas a todo el mundo. Hoy, después de unos meses de ausencia, vuelve la sección Entrevistando a… y con invitada de lujo, ya que nada y nada menos nos visita Alice Kellen que ha sido tan amable que pasar por mi interrogatorio y contestar las preguntillas. Os dejo con ella.

¿Quién es Alice Kellen?

Alguien muy normal, que disfruta imaginando otras vidas, creando historias y compartiéndolas con la esperanza de que recorran cada vez más estanterías.

¿Escribes y/o trabajas?

Las dos cosas, pero desde hace un tiempo me centro más en la escritura. Tengo la suerte de ser autónoma y trabajar sin horarios, así me puedo organizar mejor.

¿Cuándo empezó tu interés por los libros? Tanto como lectora como escritora.

Desde siempre. No podría decir un momento concreto porque han formado parte de mi vida desde que tenía uso de razón. Mis padres me leían cuentos (y más tarde libros) antes de dormir. Y yo siempre he disfrutado imaginando historias…

Como lectora, ¿qué tipo de historia buscas cuando te acercas a un libro?

Es una pregunta difícil, porque me gusta leer cosas muy variadas. Pero podría decir que en todas ellas busco que me emocionen, aunque no es necesario que sea de una forma intensa o arrolladora, disfruto mucho de la sutilidad en todos los sentidos, en ocasiones me trasmite más un silencio o un gesto pequeño que un párrafo edulcorado. Y, sobre todo, busco autoras que tengan voz propia y que me ofrezcan algo distinto en cada novela (no me refiero a un gran cambio, a veces basta con pequeños detalles que marcan la diferencia).

¿Cuáles son tus aficiones? ¿Qué tipo de música te gusta?

Tengo las típicas aficiones que tiene casi todo el mundo: viajar, estar con los míos, leer, el cine, la fotografía, hacer senderismo… Y en cuanto a la música, también soy muy abierta, aunque siento predilección por los ochenta y los noventa, pero puedo escuchar casi cualquier género y en casa siempre suena algo de fondo.
¿Cómo es el proceso de creación en tu caso? ¿Es antes la historia o son los personajes?

Depende. En algunos casos, sobre todo hace años, aparecieron antes los personajes y luego en torno a sus características fui creando la historia. Pero últimamente me sucede al revés, primero la trama y después los voy perfilando a ellos para que encajen en lo que se me ha ocurrido. Creo que las dos opciones son igual de válidas.

¿Desde que surge la idea para una historia sabes cómo va a acabar? ¿Planificas tus libros o vas improvisando sobre la marcha?

Me ha ocurrido un poco lo mismo que te comentaba en la anterior pregunta. Al principio planificaba menos y me dejaba llevar más, pero eso también supuso que tuviese algún susto o que en ocasiones me encontrase en un callejón sin salida al que no sabía ni cómo había llegado. Ahora trabajo de una forma diferente. Quizá porque tengo menos tiempo me he vuelto algo más selectiva a la hora de elegir qué proyecto desarrollar e intento tenerlo planificado para no irme por las ramas. En estos momentos, necesito saber qué quiero contar y seguir una ruta.

Cuándo surge la idea de un nuevo libro, ¿ya tienes a los musos en mente o eso viene después? ¿O es justo, al contrario, que los ves y se te enciende la bombilla?

Suele ser después o mientras la voy escribiendo. De todas formas, casi nunca es exactamente lo que veo en mi cabeza, sino algo aproximado, una idea. Es más un detalle de cara a los lectores o a personalizarlos, pero reconozco que es divertido hacer los tableros de Pinterest e intentar encontrar ese rostro que encaje con ellos.


¿Tienes algún sitio, hora o manía a la hora de sentarte a escribir?

No, ninguna. Soy muy flexible en ese sentido, puedo escribir casi en cualquier sitio y no me importa que haya ruido o gente a mi alrededor, si estoy metida en la historia, nada consigue distraerme.

¿Qué se siente cuando entras en una librería y ves tus libros colocados en las estanterías para que la gente pueda comprarlo?

Pues la misma emoción que el primer día. Alegría, nervios, respeto e ilusión mientras los miras embobada, jajaja. En serio, es muy bonito. Y lo mismo cuando subes una historia a Amazon, por ejemplo, y la ves ahí, ya disponible para que cualquier lector pueda sumergirse entre sus páginas.

¿Qué es lo más bonito que te han dicho de tu libro? ¿Y la crítica más negativa? ¿Te esperabas tan buena acogida cuando empezaste?

Lo más bonito creo que ha sido cuando algún lector está pasando una mala experiencia y te escribe para contarte que gracias a tus novelas esos momentos se le hicieron más soportables o amenos. Lo más negativo, diría que cuando los lectores se toman una crítica de forma tan personal que llegan a meterse con el autor, cuando no lo conocen de nada. Y, por último, no, no creo que nadie se planteé todo lo que viene mientras está escribiendo una historia. Tú cuentas algo que tienes en la cabeza, lo compartes y el resto es una incógnita.

¿Fue muy duro el proceso de publicación de tu primer libro con editorial?

La verdad es que no. Fue una experiencia genial, tuve mucha suerte. Y como te decía, verlo en librerías es muy emocionante.

Algunas de tus historias las has autopublicado en Amazon, ¿por algún motivo en especial? ¿Qué te decide a publicar con editorial o autopublicar?

Siendo totalmente sincera, hay varios factores. En primer lugar, la libertad. Cuando decides publicar en Amazon no debes tener en cuenta un calendario editorial y tú decides la cubierta, cómo hacer la promoción… todo, vamos. En segundo lugar, está el factor económico. Si eres una autora que vende bien, es muy probable que en esta plataforma obtengas más beneficios por tus novelas que en una editorial tradicional, porque el autor se lleva un 60% en lugar de un 10% En cualquier caso, creo que la razón más importante depende de la novela en cuestión, si sigue una línea que el autor tenga afianzada en librerías o si es algo que no encaja tanto allí o que quiere enfocar de otra forma…

Una cosa que siempre me pica la curiosidad es el tema de los nombres de los personajes. En tu caso, ¿cómo los bautizas? ¿De dónde surgen sus nombres?

Es fácil. Busco en listas de nombres para bebés, como hacemos la mayoría de las autoras, jajaja. La elección es un poco por instinto. A veces hay nombres que me encantan, pero no terminan de encajar con el personaje al que quiero bautizar y, en otras ocasiones, al revés: nombres que no son de mis preferidos y los acabo utilizando. De todas formas, no es algo a lo que le dé mucha importancia.

De todos los libros que tienes publicados, y los que están por llegar, ¿Cuál te haría más ilusión que llevaran al cine o que hicieran una serie de televisión ahora que están tan de moda?

Si tuviese que decidirme, te diría que «El día que dejó de nevar en Alaska» creo que es la novela más cinematográfica, pero también me parecería interesante ver cómo adaptan «Nosotros en la luna».

Cuéntanos un poquito de tu nuevo libro, ‘Nosotros en la luna’. ¿Es autoconclusivo o forma parte de alguna saga nueva?

Es autoconclusivo y cuenta la historia de Rhys y Ginger. Ellos no pueden ser más diferentes, pero, pese a todo, conectan y surge una intensa amistad. No quiero desvelar mucho más, porque creo que el encanto de esta novela reside en su cotidianidad y en los pequeños detalles, pero sí puedo decir que es medio epistolar y que tengo muchas ganas de dejarla en vuestras manos.

¿Tienes personas de confianza a las que le das a leer en primicia tus libros para que te den opinión antes de mandarlos a ninguna editorial? ¿Qué si tienes lectores cero, vaya?

Sí y son variados, algo que creo que es importante. Por una parte, está mi madre y mi pareja, que leen un poco desde fuera porque no conocen tanto el género. Y, por otro lado, también se la paso a varias compañeras que suelen hacer un análisis bastante objetivo de los puntos fuertes y los débiles que toca reforzar. Luego pasa también por las manos de mi agente y mi editora, que siempre aportan algo. Así que, en resumen, ahora mismo desde el primer borrador hasta el resultado final, hay bastantes cambios. Creo que para eso están los «lectores cero», de nada sirve que te digan que «todo está perfecto». En mi opinión, todas las novelas son mejorables, aunque sea en pequeños detalles o matices.

¿Cómo es de importante Pinterest mientras estas escribiendo un libro para inspirarte o coger ideas para el mismo?

¡Me encanta Pinterest! Es un vicio, además, aunque intento que no se me vaya de las manos. Es bastante útil a la hora de inspirar. Todo lo hace al final, ¿no? Una canción, una frase, una película y, en el caso del que hablamos, una fotografía. Algunas cuentan historias, secretos y dan pie a dejar volar la imaginación.

¿Cómo ves el panorama editorial ahora en España?

Para poder responder bien a esta pregunta necesitaría que nos tomásemos varios cafés y tuviésemos un par de horas por delante, jajaja, pero intentaré hacer lo que pueda. Ahora mismo tengo una opinión algo caótica sobre el panorama editorial. Por un lado, me gusta que sea un mundo mucho más abierto y competitivo que hace años. El pastel que antes se comían entre unos pocos ha empezado a repartirse. El problema, en mi opinión, es cuando esa intención inicial (buena) se nos va de las manos. Creo que las cosas van demasiado rápido, que los libros tienen una vida muy corta y que algunas técnicas de marketing no van conmigo, aunque esté dentro de esa vorágine. Hay ocasiones en las que me siento un poco perdida y otras en las que veo un camino claro, depende de cómo me levante. Y creo que es un síntoma de la situación inicial y lo cambiante que es todo. Además, considero que actualmente en el mundo editorial hay mucho humo y en ocasiones es difícil ver la realidad. Con esto quiero decir que, a veces, libros que se ven mucho en las redes sociales, por ejemplo, luego en librerías no funcionan como deberían y lo mismo a la inversa. Es como que nada es lo que parece y, en general, cuesta mucho, muchísimo, vender novelas. Influye la piratería, por supuesto, y que ahora existen tantas opciones de ocio que leer ha quedado relegado para los amantes de los libros. Pese a todo, lo bueno siempre sigue ganando y es la razón por la que continuamos tanto leyendo como escribiendo.

Déjenos usted todas sus redes sociales para que podamos acosarla bien.

En todas me podéis encontrar como @alicekellen_

Para terminar la entrevista, ¿algún mensaje para tus seguidores/lectores?

Sí, darte las gracias a ti por concederme esta entrevista tan completa e interesante, y a los lectores por seguir ahí, disfrutar leyendo historias, cuidando de los libros y haciendo posible que muchas autoras sigamos escribiendo con ilusión.


Muchas gracias por tu tiempo, y por ofrecerme la oportunidad de entrevistarte.

Reseñas de la autora en el blog:

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viernes, 27 de abril de 2018

Besos de libro #192 El día que dejó de nevar en Alaska (II)



—Conque aburrido, entonces.
—¿Todavía sigues con eso? —bromeo—. Lo dije hace como un millón de años. Empezará a estudiarse en los libros de historia clásica dentro de poco.
—Ah, encima listilla. —Le brillan los ojos y el azul es intenso, turquesa; me sujeta las manos y el gesto me desconcierta, momento que él aprovecha para coger un montón de nieve y restregármela por la cara—. Esto sí que pasará a la posteridad.
—¡Estás tarado!
Nilak se ríe con todas sus fuerzas cuando escupo un trozo de nieve. Y de pronto, soy muy consciente de que su cuerpo, todo él, está sobre mí, sacudiéndose a causa de las carcajadas. Me arden las mejillas y mi corazón mete quinta de golpe, sin avisar. Se me seca la garganta y tengo que tragar saliva para deshacer el nudo que me oprime. Es tan… tan él, tan suyo, tan único, que quiero besarlo. No, «querer» no es la palabra.
Necesito besarlo.
Y antes de que pueda pensar en los pros y los contras o valorar las posibles consecuencias, lo hago.
Lo beso.
Rodeo su nunca con una mano para acercar su rostro al mío y su risa se extingue en cuanto nuestros labios se rozan. Los suyos son suaves, perfectos, pero están rígidos y noto cómo se debate interiormente y enfrenta su lucha particular. Me gustaría saber por qué duda. Yo no tengo ni un ápice de indecisión. Me gusta Nilak, a pesar de ser opaco, incluso con todos los huecos que faltan por rellenar. Suena irracional, pero sé de lo que hablo por la sencilla razón de que nunca antes había sentido nada igual. Es vértigo. Es estar en el filo de un acantilado, mirando hacia abajo, decidiendo si te atreves a precipitarte al vacío o das un paso atrás y regresas a la seguridad, a tu confortable existencia sin sobresaltos.
Yo me arrojé hace tiempo. Salté sin más.
Imprimo en el beso todo el deseo reprimido durante estas últimas semanas y él lanza una especie de jadeo contenido antes de entreabrir los labios y dejarse encontrar. La tentadora y cálida cavidad de su boca contrasta con el frío que noto en la espalda, pero dejo de ser consciente de que sigo tumbada sobre un inmenso montón de nieve cuando nuestras lenguas se rozan y casi puedo ver fuegos artificiales detonándose a mi alrededor.
Nuestras bocas encajan. Conectamos.
Una oleada de calor me sacude cuando Nilak presiona mis labios con más fuerza. El beso se vuelve apremiante, furioso, y sus manos se aferran a mi cintura. ¿Cómo era eso de respirar? Creo que tenía que ver con inspirar, espirar o algo así. No importa. Ahora mismo no me importa nada más allá de lo que estoy sintiendo; la sensación burbujeante en mi estómago, su lengua húmeda, el cosquilleo que se apodera de mis extremidades.
He dejado de tener frío.
Quiero más.
Quiero que este beso sea eterno.

El día que dejó de nevar en AlaskaAlice Kellen
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viernes, 16 de febrero de 2018

Besos de libro #183 El día que dejó de nevar en Alaska (I)


—¿En qué estás pensando? —pregunta.
Trago saliva sin dejar de abrazarlo.
—En cómo sería besarte.
—Joder, Heather.
—Lo siento. No tengo filtro.
—Es que… lo complicas todo.
—¿Qué complico?
—Me complicas a mí.
Y entonces se gira y me besa. Sus labios presionan los míos con fuerza, como si se estuviese ahogando y necesitase mi aliento para respirar. Jadeo. Nunca había sentido nada igual. Es como subir a la cima de una montaña y lanzarse al vacío y caer, caer, caer. La sensación de vértigo no se desvanece y, en este instante, el mundo, mi mundo, se reduce tan solo a esta diminuta cabaña. Él. Yo. Nada más.
Entreabro la boca, aturdida. Las mariposas que llevo echando de menos toda mi vida han dejado de aletear al morir fulminadas por algo mucho más poderoso e intenso. Nuestras lenguas se encuentran en el preciso instante en el que empiezo a temblar bajo su cuerpo, abrumada por él, por esto, por la forma en la que su boca encaja sobre la mía, como si estuviesen hechas para permanecer unidas, saborearse y descubrirse.
—Nilak…
Su cuerpo se contrae cuando susurro su nombre. Siento un hormigueo en la piel y me arqueo con suavidad hasta percibir lo excitado que está. Lo quiero. Lo quiero dentro de mí. Sentirlo. Jamás había deseado a nadie como lo deseo a él. Su mirada me quema y me deja sin aliento. Hay pánico en sus ojos, pero también anhelo, y advierto cómo se debate. Es como ver una cuerda tensándose. Una cuerda que está a punto de romperse.
Y se rompe cuando hundo los dedos en su oscuro cabello y alzo la barbilla y atrapo sus labios en un mordisco dulce que se transforma en otro beso y otro y otro más. Sus manos se deslizan por mi cuerpo, llegan a mi cintura y se aferran a la ropa con violencia mientras nuestros cuerpos se mecen en un vaivén desesperado, brusco. Apenas puedo respirar. Gimo. Alarga un brazo y me acaricia la mejilla sin dejar de besarme. Tengo calor. Nunca imaginé que querría desprenderme de toda la ropa en mitad de una tormenta de nieve. En Alaska. Pero ahora mismo es la única idea que cruza por mi mente. Eso, junto a lo mucho que me gustan sus labios: suaves, exigentes, cálidos.

El día que dejo de nevar en AlaskaAlice Kellen
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miércoles, 15 de noviembre de 2017

El día que dejó de nevar en Alaska - Alice Kellen


Sinopsis
Un chico con el corazón de hielo.
Una chica que huye de sí misma.
Dos destinos que se cruzan.
Heather cree que solo hay tres cosas que sabe hacer: atraer problemas, salir huyendo y correr. Así es como termina en Alaska, en un pequeño pueblo perdido, trabajando de camarera mientras intenta llevar una vida nueva y tranquila. Su único problema es que uno de los dueños del restaurante parece odiarla y que ella nunca antes ha conocido a nadie que despierte tanto su curiosidad. Nilak es reservado, frío y distante, pero Heather puede ver a través de todas las capas tras las que se esconde y sabe que en ocasiones hay recuerdos que pesan demasiado; como los de sus propios errores, esos que intenta dejar atrás.
Pero, a veces, la vida te da una segunda oportunidad.
La nieve empieza a derretirse.
Y todo encaja.
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Con los rescoldos de este verano que se negaba a irse aun en octubre comencé a leer este libro el mismo día que cayó en mis manos porque no lo quería dejar mucho tiempo en la estantería esperando. Por eso y porque desde que supe de su existencia dije que lo leería sí o sí. Y todo vino rodado porque llegó cuando estaba terminando La tormenta de cristal de la que os hablé hace un par de días.

Alice Kellen se ha convertido en una autora de las que leo lo que saca en cuanto lo saca porque siempre es sinónimo de historias que me van a llegar, con las que voy a disfrutar (sufrir también) y que me van a encantar. Con este libro vuelvo a tener leído todo lo que ha publicado hasta la fecha. Ahora toca esperar la tercera parte de la serie Volver a ti.

Con El día que dejó de nevar en Alaska no ha sido menos. Quizás es la historia más seria, junto con Sigue lloviendo. Seria en cuanto a drama personal por parte de los protagonistas.

Me ha gustado mucho, como todo lo que escribe, sobre todo por la ambientación que ha elegido en esta ocasión. Viajar a Alaska, donde hace un frio de muerte (o eso dicen porque yo no he estado nunca) cuando aquí todavía nos estábamos cociendo en nuestro jugo ha sido una experiencia única.

Una vez que me ponía a leer, me metía tan de lleno en la historia que estaba allí, viviendo con los personajes el frio, las nevadas, las tormentas, los paisajes. ¿Os he dicho que no soporto el calor y me encanta el frio? Más a mi favor para que me gustase lo que estaba leyendo.


Aunque la historia es dura porque nuestros dos protagonistas son dos personas rotas y que creen que no tienen reparación posible, me ha gustado y me han gustado ellos, aunque he tardado en tomarles el punto. Porque no me digáis que Nilak al principio no es un poco… ejem. Pues eso.

Y luego está Caos. Ese perro me ha enamorado desde la primera aparición que tiene. Es tan adorable y tan monoso que me lo quedaría para mí. Alice, me lo pido.

A diferencias de los libros anteriores de la autora, este está narrado en primera persona por Heather y en presente. Hasta ahora no había leído nada de Alice Kellen narrado en presente y fue una sorpresa cuando lo empecé. Y entre capítulo y capítulo tenemos un diario escrito por otro personaje que le da un punto de misterio porque tendremos que ir descubriendo quien es y lo que nos cuenta en esa historia paralela.


Alrededor de este trio tan peculiar que componen Heather, Nilak y Caos hay otros personajes que también se hacen querer por méritos propios, aunque con algunos de ellos no empecemos con bien pie de primeras. John, Seth, Sialuk o su abuela Naaja (me cachis en los nombres que los tengo que buscar para ver cómo se escriben) hacen que la novela avance en dirección menos dramática y le dan un puntito de alegría al asunto con su buen humor y la forma de afrontar la vida de la forma más positiva posible.

El día que dejó de nevar en Alaska ha sido una lectura compulsiva, que me ha emocionado, con la que he disfrutado y con la que he sufrido y porque no soy de llorar que si no hubiera gastado muchos paquetes de pañuelos.

¿Lo conocíais?
¿Lo habéis leído? ¿Os llama la atención?
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Otras reseñas de la autora en el blog:
Llévame a cualquier lugar
33 razones para volver a verte
23 otoños antes de ti
Otra vez tú
Tal vez tú