—Sueño con conocer al hombre que me haga suplicar en la cama, pero todavía
no ha llegado.
Relajó el ceño, una mueca traviesa redibujó un par de segundos su cara de
mala leche habitual, dejó caer el peso de su cuerpo sobre el mío. Cada vez más
cerca. Justo como lo quería. Le sonreí con calidez y besé la comisura izquierda
de sus labios. Le lamí el inferior, jugoso y receptivo. Antes de que pudiera
alcanzar la otra comisura, su lengua salió a mi encuentro.
Me agarró de la nuca y colocó el pulgar detrás de mi oreja; con una ligera
presión mi cuello se ladeó. Me llenó la boca con un sonido gutural, muy húmedo.
Los movimientos decididos de su lengua se ocuparon de desvelar cada secreto de
mi boca. Profundizó el beso y mi cuerpo se revolvió entero. Mis piernas
cobraron vida, se mezclaron con las suyas. Mis manos buscaron su cuello, los
rizos que poblaban la parte alta de su nuca. Mis dedos se enredaron en su pelo
denso, le arrancaron un gruñido hondo y grave; atronó dentro del dormitorio, rebotó
contra las paredes, entre mis piernas… y un poco más arriba. En ese lugar cerca
del bazo donde guardamos el ego. Me inflé por haber provocado ese sonido.
Separé la espalda del colchón y abrí más la boca. Me lo comí con un hambre
que no conocía. Otro gruñido. Empujé su monumental cuerpo. Le quería debajo.
Que me suplicase. Y él no me puso ningún obstáculo. Cayó sobre la cama y de un
tirón me colocó a horcajadas sobre sus caderas. Su erección se sacudió contra
el interior de mi muslo.
—Hostia, Greta…
Apretó los dientes y las manos, sobre mis muslos. Me acerqué a su boca,
hice un movimiento seco con las caderas que le desencajó la mandíbula y le
sonreí. Sergio hincó los dientes en mi labio inferior como advertencia; me la
pasé justo por donde me estaba rozando con su pantalón vaquero. Me escapé de su
boca y me enterré en su cuello. Dios…, qué bien olía. Y sabía… Lamí, besé,
mordí… No me saciaba. No tenía bastante. Metí una mano entre nosotros y
enderecé su miembro a través de los pantalones. Lo coloqué justo como
necesitaba para que se perdiera entre los pliegues de mi sexo mientras me
balanceaba.
—Mmm… —Me separé de su cuello y erguí la espalda. Su dureza presionó mi
clítoris hinchado—. Mmm…
Puse las manos sobre su pecho para ayudarme. Me moví más hondamente, más
apretada, más rápido. Arrugué su camiseta entre los dedos, gemí con todas las
ganas acumuladas, las que por fin estaba desatando. Se me cerraron los ojos.
La aventura de soñar despiertos – Silvia Sancho
¡Hola! Nos encanta Silvia Sancho, es una autora que ha supuesto todo un descubrimiento :)
ResponderEliminarBesos
Hola preciosa!
ResponderEliminarNo he leído el libro pero me gusta mucho el fragmento que has puesto.
Feliz fin de semana!
❀ Fantasy Violet ❀
Besotes! 💋💋
¡Hola! =)
ResponderEliminarNo lo he leído así que agradezco la escena^^
Un abrazote :P
Menudo momentazo tan ardiente, no conocía el libro pero no descarto nada por cambiar un poco de lo que leo habitualmente.
ResponderEliminarBesos =)
hola,
ResponderEliminarbonito fragmento, este libro no lo he leido pero quizas me anime en breve
Besotesssssssssssssssssssss
Aún no he leído nada de la autora y le tengo muchas ganas, aunque de entre los fragmentos que te he leído este es de los que más indiferente me ha dejado, la verdad.
ResponderEliminarHola, no lo había leído ni siquiera lo conocía pero no creo que tampoco sea algo que me guste en si, un besote grande y gracias por tu tiempo.
ResponderEliminar-Geeky Freaky.
Hola esta novela no me suena para nada, pero has elegido un buen estracto chao
ResponderEliminar¡Holaaaaaa!
ResponderEliminarWow, de verdad no me esperaba semejante fragmento el que me acabo de leer xD No conocía nada de la autora pero definitivamente buscaré mas, jijijijiji
Holaa, pues no me suena mucho el libro pero qué escena, si tiene tan buenos y bien colocadas, pues me va a dar más curiosidad :P
ResponderEliminar¡Beesos! :3
Hola ^^
ResponderEliminarDe estos libros solo legué a leer el primero jeje como tenía algo de drama y tardó tanto en salir el segundo, la verdad es que les perdí el hilo XD